BE THE ONE » duamila

and there's nothing that I wanna do for you

-Dua, lo siento-.

-Camila...-.

Escuché que dejó un largo suspiro, detuvo la camioneta, ya habíamos llegado a la escuela.

-Ten cuidado al bajar-la miré pero ella no lo hizo, sólo habló bajo- puedes lastimarte- me ayudó a retirar el cinturón de seguridad, antes de abrir la puerta y salir.

Después de lo que sucedió en el gimnasio, mis golpes fallaron y terminé con un esguince, ahora tenía un soporte en mi hombro que me ayudaba a recuperarme, no era algo grave pero si me dolía, era incómodo no moverme libremente, estaría así por unos días.

Dua fue en la parte trasera de la camioneta para buscar nuestras mochilas.

-Me encargo de ello-le avisé.

-Yo lo haré- ella cargó su mochila y sostuvo la mía en su hombro, no pesaba demasiado pero ella lo sostenía como algo completamente ligero.

-¿Puedo cargar mi mochila?-.

-No-.

-¿Por qué no?-.

-Te puedes lesionar más-.

-No pesa demasiado-.

-No te voy a arriesgar- Dua colocó su mano en la parte baja de mi espalda, era solo para indicarme que continuara a su lado caminando, pero su tacto me había acercado más a ella. La observé rápidamente en la primera oportunidad que tuve, Dua no estaba sonriendo como siempre pero tampoco se encontraba molesta, solo permanecía seria.

Quería preguntarle sobre Isaac, los había visto pero no tenía idea de lo que podía estar sucediendo de nuevo entre ellos dos.

-Uhm, ¿Dua?-.

-¿Si?-.

-¿Puedo hacerte una pregunta? -.

-Te escucho-levantó una ceja.

-¿Isaac y tú...?- parecía difícil terminar la pregunta.

-¿Isaac y yo...?-.

-Ustedes... ¿ustedes regresaron?-.

Ella se detuvo, no entendí si fue por la pregunta o porque habíamos llegado al salón de clases, los estudiantes pasaron a nuestro lado empujándonos un poco, era la hora de entrada. Mi tensión se desvaneció cuando vi que ella estaba sonriendo.

Dejó mi mochila en el salón, saludó a Ashlee y comenzó a marcharse.

-¿Nos vemos después de clases?-.

-Si-.

-Bien, hasta más tarde, cuídate Camila-Dua desapareció en el pasillo, y yo caminé hacia mi asiento, recordar su sonrisa me hacía sonreír de nuevo.

Alguien aclaró su garganta, atrayendo mi atención, junto a mi amiga había llegado Charli.

-Te recomiendo que le lleves una rosa roja, a ella le encantaría-Charli sonrió en mi dirección- de nada-.