BE THE ONE » duamila

Be the one, be the one

Ella estaba concentrada entrenando, la fuerza remarcaba sus músculos y ya tenía más habilidad de la que recordaba, sus movimientos eran rápidos y ver su rostro sonrojado, su abdomen remarcado y la línea de sus brazos para acertar un golpe, definitivamente me dejaban mal.

-¡Yo podría ser la indicada!-.

Inmediatamente me buscó con la mirada, había causado una distracción en su entrenamiento y ella sonrió al encontrarme cerca.

Dejó a su entrenador esperando, y su piel que relucía con una ligera capa de sudor terminó seca por la toalla que estaba utilizaba, no podía creer que aquella chica estaba enamorada de mí, no parecía ser cierto.

Cuando llegó junto a mí, rodeé su cuello con mis brazos y la besé, la diferencia de altura era una maravilla.

-Cabello, me encantan tus besos-su voz se entrecortó ligeramente.

Y así nos apartamos del beso, sintiendo mi corazón acelerado, y notando el brillo en sus ojos, la sonrisa en sus labios parecía reflejo de la mía y eso me dejaba más enamorada.

-Estaba pensando en llamarte para que supieras que iba a estar por aquí, pero creo que fue mejor idea no hacerlo, ya tienes más condición-ella estaba mirando mi rostro, justo donde Bella me había besado, ugh. Parecía distraída repasando sus dedos en el lugar, seguramente aún tenía un poco de las marcas rojas- ¿qué ocurre?-.

-¿Quieres entrenar conmigo?-retiró su mano de mi rostro, invitándome a seguirla.

-Fue Thorne...-sus ojos relampaguearon, buscando alguna respuesta de lo que había mencionado-fue una despedida incómoda después de trabajar en el proyecto, nada más, solo eso, porque ella sabe que yo no...-me silenció inmediatamente con su dedo, y depositó un beso en mi mejilla. No me había percatado que estaba hablado demasiado rápido, quería decirle todo lo sucedido en un segundo.

-Está bien cariño, tranquila, no pasa nada-sus manos acariciaron mis brazos y buscó la manera de transmitirme esa seguridad en su mirada.

-¿No estás celosa?-.

-Sí, un poco-admitió-pero sé quién eres, y me has demostrado cuánto me amas, así que no tengo que estar insegura de tus sentimientos hacia mí-.

-¿Eres real?-aquello causó una pequeña risa en ella.

-¿Quieres comprobarlo?-.

-Puede ser...-salté encima de su cuerpo y la encerré de nuevo en mis brazos.

-Te debo una ducha...juntas, ¿qué te parece?-buscó mi mirada inclinando un poco la cabeza y al obtener una sonrisa mía, asintió.

[...]

Me dejé caer en el piso de esponja del gimnasio, sentía ardor en todo el cuerpo y mi respiración estaba descontrolada. Vi que Dua se detuviera junto a mí, las manos las apoyaba en las rodillas mientras recuperaba el ritmo.

-Tenía semanas sin estar aquí-coloqué mis manos encima de mi abdomen que subía y bajaba con rapidez a causa de la respiración agitada-creo que debemos hacer esto más seguido-.

Su pequeña risa me hizo sonreír.

Recordé una de las técnicas que su entrenador me había enseñado, y sería la primera vez que la pondría en práctica.

-¿Me ayudarías a levantarme?-.

Negó con una amplia sonrisa y antes de qué replicara extendió su mano. Ahora yo le dije que "no".

Sujeté con fuerza su mano y moví mis piernas para atrapar las suyas, dejándola inmóvil. La arrastré hacia mí, tirándola al suelo conmigo y girar sobre ella.

-Qué diablos...¿qué fue eso?...Camila-estaba sorprendida, ni yo esperaba tener esa fuerza o la habilidad para dejarla debajo de mí.

-Ni yo tengo idea-nos quedamos unos segundos más en el suelo hasta que ella habló.

-¿Te parece si continuamos?-.

-¿Te parece si mejor te beso?-iba a responderme pero cerró de nuevo su boca. Asintiendo en voz baja.

-Sí, es mejor idea-.

-Chicas, su sesión de besos para después, ¡a entrenar, a entrenar!-el instructor estaba cerca de nosotras, pidiendo que nos levantáramos para continuar el entrenamiento. Dua unió rápido sus labios a los míos.

-Recuérdame regresar más seguido aquí-pedí.

-Es un infierno-.

-Pero quieres quemarte en él tanto como yo lo deseo contigo-terminé de callarla con otro beso.