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-¿Sabes?- me dijo con una pícara sonrisa en su rostro -¿Tu realidad no?

-Eres terrible, y a la vez graciosa- le respondí en medio de pequeñas carcajadas.

Últimamente había empezado a ser víctima de sus frecuentes troleadas.

Pero estos comentarios no lo hacía en son de burla como lo haría cualquier otra persona.

Ella lo hacía de una manera sútil, la cual nos hacía gracia a ambos.

Su peculiar broma hacía alusión a las palabras que debí haber dicho a uno de mis mejores amigos hace no mucho tiempo.

Un alma herida y un corazón desechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora