Su paso era rápido y violento en cierto modo.
Evadí una fila de automóviles tan rápido como pude sin temor de ser atropellado.
-¿Puedo hablar contigo?- Le dije en un tono nervioso y débil, tomándole del brazo al instante que logré alcanzarla.
Un - ¡No!- áspero e hiriente salió de sus labios, junto con un abrupto movimiento de su brazo.
-¿Por qué?- fue lo que estúpidamente me atreví a decir.
-¿¡Te atreves a preguntar porque!?
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Un alma herida y un corazón desecho
Short StoryDicen que un hombre no llora, pero aquí estoy yo. Ella, una mujer paradisiacamente bella con una sonrisa deslumbrante, y yo un loco enamorado. Sus ojos son un pedacito de universo hecho de chocolate que se me antojan tanto comerlos aparte de mirarl...