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-Lo siento enserio. De eso quería hablar- logre soltar con una vos agitada cuando la alcancé nuevamente después de una cuadra.

Ella no me respondió nada. Pude notarla con el rostro ciertamente enfadado, con unos ojos un tanto húmedos y con mil motivos para lanzar una bofetada.

-¡Por favor!- seguía suplicante con una voz cada vez más perdida y destrozada.

Un alma herida y un corazón desechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora