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Habían pasado ya cuatro días.

Esa noche no lograba conciliar mi sueño.

El tiempo era tan fugaz, y en cada segundo yo analizaba todas las situaciones y formas de arreglar todo lo que había ocasionado, la quería de vuelta, quería que todo sea como antes, aunque ciertamente no era tan fácil, y menos con ella.

Un alma herida y un corazón desechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora