-¡¿Qué hiciste?! - volvió a preguntar.
- No lo sé. No sé qué acabo de hacer.
-¡Estás loco!- me exhortó.
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Un alma herida y un corazón desecho
ContoDicen que un hombre no llora, pero aquí estoy yo. Ella, una mujer paradisiacamente bella con una sonrisa deslumbrante, y yo un loco enamorado. Sus ojos son un pedacito de universo hecho de chocolate que se me antojan tanto comerlos aparte de mirarl...
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-¡¿Qué hiciste?! - volvió a preguntar.
- No lo sé. No sé qué acabo de hacer.
-¡Estás loco!- me exhortó.