Tomé su mano izquierda y la acerqué a mi corazón.
-¿Lo sientes?-le pregunté.
Mi corazón latía tan fuerte que lo oía palpitar.
Ella, con las mejillas sonrojadas, lentamente se acercó a mis labios sin decir más nada.
La tomé por la cintura.
La miré a los ojos, y suavemente fui acariciando sus labios.
Nuestras almas se fundieron, el tiempo no pasaba y la luna llena contemplaba a dos corazones que estaban destinados a estar juntos hasta el fin de los tiempos.
Nada podía arruinar aquel momento perfecto.
O tal vez si.
Si... aquel irritante sonido a las seis de la mañana.
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Un alma herida y un corazón desecho
Short StoryDicen que un hombre no llora, pero aquí estoy yo. Ella, una mujer paradisiacamente bella con una sonrisa deslumbrante, y yo un loco enamorado. Sus ojos son un pedacito de universo hecho de chocolate que se me antojan tanto comerlos aparte de mirarl...