A la mañana siguiente tan solo atiné a observar su ojos a lo lejos.
Nuestras miradas duraron algunos segundos, lo que hizo que mi cuerpo nuevamente se prendiera, sin embargo, notaba algo en su mirada, algo extraño que ciertamente no era afecto o lo que yo esperaba.
Quería acercarme a ella para aclarar o arreglar en cierto modo las cosas y pedirle una disculpa por haber actuado, quizá, de manera atrevida para su parecer, pero mi timidez me jugó en contra.
Tan solo baje la mirada y seguí caminando.
ESTÁS LEYENDO
Un alma herida y un corazón desecho
Short StoryDicen que un hombre no llora, pero aquí estoy yo. Ella, una mujer paradisiacamente bella con una sonrisa deslumbrante, y yo un loco enamorado. Sus ojos son un pedacito de universo hecho de chocolate que se me antojan tanto comerlos aparte de mirarl...