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Caminábamos por una calle cercana al parque central, cuando de repente estuvo cerca de ser atropellada por una camioneta.

-¿Alguna vez te has puesto a pensar cómo te gustaría que fuese tu muerte?- le dije mientras reíamos después de aquel instantáneo susto.

 Quizá suene algo psicópata pero como había dicho antes hablábamos de cualquier nadería que se nos ocurriese.

Un alma herida y un corazón desechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora