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¡Maldita sea! ¡Solo fue un sueño!

Sentía tanta rabia que estuve a punto de perforar las sabanas con mis propios dientes.

Hubiera dado lo que sea por un momento más a su lado.

Nunca en mi vida se me hizo por creer en un sueño o darle mayor importancia, sin embargo, este no fue tan solo un sueño.

En realidad sentí sus labios, sentí su piel ardiente, sentí que me amaba.

Tenía una meta entonces.

Hacer que este sueño deje de ser uno más del montón y sentir nuevamente sus labios al anochecer.

Un alma herida y un corazón desechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora