Capítulo 28 Vamos a la cabaña

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—Bueno me voy a bañar bebé —le dije a Brianna no sin antes darle un beso —¡Nico cuídalas! —subí las escaleras.

—¡Claro amigo, dale tranquilo! —gritó Nico.

Narra Brianna...

Al tiempo que gritó Nico el padre de César entró a la casa.

—¿Qué son gritos Nicolás? —le pregunto el señor Williams, miránlo serio.

—Lo siento, buenos días señor —dijo Nico bajando rápidamente la cabeza.

—Buenos días Nicolás, Buenos días señoritas —diciendo la última oración, cambio su gesto de seriedad a uno más amable al vernos a nosotras.

—Buenos días señor —dijimos Auri y yo unísono.

El señor Williams subió también las escaleras dejándonos solos en la sala, mientras que Auri y yo veíamos jugar a Max y Nico.

(...)

La madre de César bajo de su habitación y nos ofreció unos sándwichs, jugos y galletas por el soplón de Nico, bueno mejor dicho mentiroso porque le dijo que no habíamos comido, lo cual era mentira y luego de que se dio cuenta de que la señora Lilibeth le creyó, no hubo vuelta atrás ya que no le pudimos decir que no a señora.

César bajó de su habitación ya listo pero también comió junto con nosotros para luego despedirnos e irnos nuevamente a la casa de Mariana.

Llegamos a la casa y nuestros amigos están desayunando.

—¿Dónde estaban? —pregunto Viky.

—Fuimos a las casas de los chicos —respondió Auri.

—¡Brianna ya conoció a mis padres! —dijo César emocionado.

—¡Felicidades! —dijo Mariana emocionada y sonriente.

—El señorito no se aguanto y ya le dijo a su madre que soy su novia —mirando a César —Pero el que no sabe aún es su padre —dije mientras le agarraba la mano a César.

—No te preocupes por eso para la próxima se lo diré —dijo César mirándome para luego sonreír.

—¿Oigan y qué haremos ahora? El fin de semana no termina aun —dijo Nico mirándonos a todos.

—De eso no hay de que preocuparse -se levanto de su asiento —Nos vamos a la cabaña de mis padres que esta a las afueras de la ciudad —termino de decir muy sonreída Mariana.

—¡Si! Así nos bañamos en el lago que está en la parte de atrás —dijo feliz Viky.

—Amor, ¿no crees que es muy riesgoso irnos los ocho que estamos? —le pregunto Richard.

—De eso se trata -respondió Mariana sonreída para luego agarrarnos de la mano a Auri y a mí —¡Te esperamos Viky en mi habitación! -gritó dirigiéndonos a las escaleras y así llegar a su cuarto.

—¡Ok, no tardo! —grito de vuelta Viky.

Ya en la habitación de Mariana, esta abrió un cajón de su closet y este estaba lleno de bikinis.

—Escojan y el que les quede súper se los regalo —dijo Mariana vaciando el cajón encima de su cama.

—¿De qué me perdí? —pregunto Viky llegando a la habitación.

—De nada, entra y ya —dijo Mariana buscando un bikini.

Minutos después vi un traje de baño de una pieza y se lo muestro a Mariana y esta en lo que lo miro, negó con la cabeza, me lo quito de las manos y me puso otro en las manos y me llevo a la habitación de sus padres.

—Te me pones eso -dijo cerrando la puerta.

—¡Ok! —dije sacada un poco de onda.

Después de cambiarme...

—¿Cómo veo? —pregunte llegando a la habitación —mirándome sin levantar la vista.

—¡Wow! ¡Hermosa amor! —dijo César sorprendiéndome —¡Las odio! —grite de vuelta a la habitación de los padres de Mariana al baño rápidamente.

—¡Ven amor! —dijo César y cerré la puerta detrás de mí.

—¡Brianna, sal de ahí queremos verte idiota! —grito Mariana al otro lado de la puerta.

—¡No! ¡¿Cómo se les ocurre hacerme esto?! —dije de vuelta de la misma manera que Mariana.

—Amor, sal quiero verte bien, por favor —dijo César calmado.

—Pero es que tú no tendrías que verme así todo se arruinó —dije con voz de niña pequeña.

—Ay ya sal de ahí Brianna —dijo Mariana.

—Esta bien —dije abriendo la puerta, pero no salí solo me senté arriba del retrete, sin abrirlo.

—¿Amor por qué no sales? —pregunto César entrando al baño rápidamente y ponerse de rodillas en frente de mí.

—¿Sí que pasa amiga? —pregunto Mariana mientras se sostenía la puerta.

—Nada solo me siento baja de ánimo —dije sin levantar la vista.

—Ay no nada de baja de ánimo, vamos levantarse de ahí —agarro del brazo —Nos vamos a la cabaña —dijo Mariana —pero me safé de su agarré.

—Mariana... —alcanzo a decir César cuando Mariana lo interrumpió —Sí, sí ya me voy los dejo solos —cerrando la puerta detrás de ella —¡Gracias! —grito —¿Ahora sí por qué estás así tan de repente? —pregunto César levantando mi mentón con un dedo para que lo viera a la cara pegándose más a mí que podía sentir su respiración.

Y sin más, lo besé colgándome en su cuello y él me cargó en peso para sí de beso en beso pegarnos contra la puerta.

Nos separamos un poco por falta de aire.

—Quiero más bajones así —dijo con una pequeña risa.

—Ya vámonos —dije recogiendo mis cosas —Anda no me dejes así —robándome un beso —Tenemos que irnos —dije separándonos para luego abrir la puerta mientras reía.

Los dos fuimos a la habitación y mientras me colocaba la ropa encima del bikini, César y yo nos dábamos uno que otro beso.

Al terminar de vestirme, César me agarro de la cintura pegándome a él —No sabes las ganas de quitarte la ropa y quedarnos acá solos los dos —me dijo al oído para luego darme un beso.

—¿Qué tanto tardan? —pregunto al abrir la puerta, sorpréndiéndonos —¡Ups! —dijo Auri y en la misma cerrar la puerta.

Nosotros nos miramos y soltamos una carcajada, fui a la puerta y llamé a Auri, César venia detrás de mí con mis cosas y salimos de la habitación.

—No viste nada Auri —dijo César y luego reír.

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