CAPITULO 15

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Kálay, colocó el cuerpo de Branar en uno de los camastros y avisó a los hombres para que lo atendieran. Salió a toda prisa, para encontrarse ante él a dos mírlox que arrastraban el corpulento cuerpo de Zeiss que, moviendo los brazos, gritaba y movía la cabeza con desespero intentando agarrarse al suelo. Un aguijonazo le dio de pleno en el cuello y su gordo cuerpo quedó en silencio e inerte con una grotesca mueca en la cara. Todo estaba perdido para él y no había nada que Kálay pudiera hacer por ayudar a aquel pobre desgraciado. Se lo quedó mirando hasta ver como dos mírlox, no sin dificultad, conseguían lanzarlo al vacío.

De repente algo cambió. Los gritos de los animales ya no eran los mismos. Los graznidos se convirtieron en largos aullidos y apenas unos segundos después todos los mírlox desaparecieron reagrupándose en el fondo de la caverna para acabar de recolectar los cuerpos despedazados y desaparecer dejando al Arca sumida en el más completo caos.

Los hombres bajaron sus armas, Kálay se acercó con cuidado a Flag. Todos estaban agotados.

—¿Qué ha sido esto?

—Mírlox.

—¿Mírlox? ¿Viven en esta luna? —se extrañó Kálay.

—No, ¡qué va! los trajeron de la luna Titán hace años, —contestó Flag— los usaban como entretenimiento, hacían peleas con ellos. Después del gran motín quedaron sueltos, aquí no tienen depredadores naturales más que los que nosotros podamos cazar y esas bestias se han reproducido como ratas. —Bajó la cabeza—. Lo de hoy no ha sido normal, ha habido algunos ataques aislados en el pasado, pero nunca un ataque tan masivo y organizado.

—Son muchos y necesitan comida —apuntó uno de los hombres que escudriñaba la bóveda de la gruta para asegurar la zona.

—Recoger esos mírlox —dijo Flag señalando los cuerpos sin vida de los animales que había por el suelo—. Al menos durante un tiempo no tendremos que preocuparnos por la puta comida. En cuanto a ti —miró a Kálay—, te defiendes bien. Nos hace falta gente como tú para el cuerpo de seguridad, no has luchado nada mal. Preséntate en la armería de aquí a dos toques. Iniciaremos tu entrenamiento. ¡¿Dónde está Hal?! ¡¿Alguien ha visto a Hal?! —gritó mirando hacia todas partes.

Uno de los hombres se lo quedó mirando y pasándose dos dedos por el cuello negó con la cabeza. Hal había caído. Necesitaban reorganizarse, más de la mitad de los hombres del Arca habían muerto en el terrible ataque lo que los convertía en un blanco fácil para los necrófagos que siempre aprovechaban la menor oportunidad para echárseles encima y capturarlos.

Después de dar varias vueltas por fin pudo encontrar el nivel 7. El camino era desolador, había sangre por todas partes y los cuerpos de los mírlox abatidos se amontonaban en los rincones. Todo el mundo se afanaba en recuperar la normalidad perdida. Avanzó y entró en el pasillo donde se encontraba su nicho. Los chorreones de sangre manchaban las paredes de roca azul, allí había habido una auténtica masacre. Se introdujo en el nicho, todo estaba lleno de sangre y patas arriba. Ni rastro de su compañero Dárnel.

—¡Estás vivo!

—¿Winter?

Kálay salió del nicho, Winter estaba delante de él.

—¡Estás vivo, tío! —exclamó abalanzándose sobre el para darle un rápido abrazo—. Pensé lo peor al ver toda esa sangre.

—¿Y Dárnel?, ¿lo has visto?

—¿El desdentado?

—No lo llames así. Es el único que me ha ayudado...

—Supongo habrá caído. Todos los del pasillo han muerto. Recibieron un ataque masivo, ninguno pudo escapar. Yo estaba en la armería, nos pilló por sorpresa, como a todos. Ha sido horrible, esos bichos no daban tregua. Por suerte el fuego de la armería nos ha ayudado a mantenerlos a raya, pero para el resto del Arca ha sido una auténtica masacre.

Kálay bajó la cabeza y dejó caer los hombros. Dárnel era el único que lo había ayudado y ahora estaba muerto. Había defendido a todos aquellos desconocidos y no había podido hacer nada por la única persona que lo había ayudado.

—Mañana me han dicho que me presente en la armería —dijo casi como un robot—. Van a entrenarme para el cuerpo de seguridad.

—¿Les has dicho que eras reparador?

—No era reparador. Me pusieron el órbex para poder realizar un salto en el tiempo. Quedé perdido en 2001, los reparadores me rescataron —mintió, no tenía tiempo ni ganas de dar más explicaciones—, y para poderme devolver a esta época me colocaron el órbex.

—Está bien. No has de darme explicaciones. Todos tenemos nuestras razones y motivos y aquí nadie es quien para juzgar a los demás.

Los metales sonaron de nuevo. Empezaban a acostumbrarse al estridente sonido de los toques que los ponía todo su cuerpo en modo alerta.

—¡Reunión en el templo! —gritaron desde fuera—. ¡Reunión en el templo!

Los dos jóvenes se unieron al resto de hombres que, en orden y silencio, se dirigían hacia el lugar donde los habían recibido a su llegada. Al frente de todos estaba Red intentando poner orden y calmar a los hombres que cada vez estaban más nerviosos. Debían reorganizarse y desde ese momento, Kálay y Winter formaban ya parte del grupo como uno más.



Parece que las cosas se normalizan.




TIME OUT. Legacy (III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora