CAPITULO 51

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La explosión los pilló por sorpresa, si se quedaban allí podían verse precipitados al vacío en cualquier momento lo que les obligó a volver al interior del pasillo. Estaban totalmente perdidos y con un solo objetivo: llegar veintiocho pisos más arriba y tomar el carguero que, junto con los demás, los sacaría de aquella jodida luna. Kálay agarró con fuerza la mano de Emily y corrió pasillo adelante en busca del camino hacia la libertad.

—Por aquí—Kálay iba totalmente a ciegas —seguro que...

Varios disparos les hicieron detenerse en seco. Como pudieron se protegieron con las espaldas contra la pared. Era un escuadrón completo; más de veinte hombres dispuestos a acabar con ellos. Kálay se resguardó en un recodo protegiendo a Emily detrás de él. El pasillo entero se iluminó por los disparos de los blasters de los soldados que no paraban de avanzar. En apenas unos segundos los tendrían encima. Estaban atrapados. Tras ellos la gigantesca columna con su gran salto al vacío que les cortaba el paso. Solo cabía avanzar, así que sin pensarlo Kálay activó sus cuatro squizers. Los cuatro discos salieron disparados de su traje. Ninguno de los soldados tuvo tiempo de ver lo que se les venía encima. Una vez identificados los objetivos, Kálay disparó el arma de su brazo y cientos de disparos rojos salieron teledirigidos por los squizers hacia los sorprendidos soldados. En menos de cinco segundos no quedó uno solo con vida. Tenían vía libre.

Kálay andaba perdido, no sabía que camino tomar y entonces recordó lo que Deylan le había dicho: «es un traje de nueva generación, tiene rastreadores además de los squizers». Rebuscó entre la información que aparecía en la pantalla del casco y los activó. Cinco diminutas luces de color azul salieron despedidas desde los hombros de su traje. Parecían cinco luciérnagas azules revoloteando a toda velocidad, analizando, escudriñando cada rincón en busca de su objetivo: veintiocho pisos más arriba, plataforma dos.

Siguiendo las indicaciones de los rastreadores, Emily y Kálay avanzaron por los pasillos, subiendo escaleras, corriendo por los corredores, mientras toda la estación temblaba por las explosiones cada vez más seguidas. La estación se venía abajo, la reacción en cadena había empezado y si no conseguían abandonarla morirían sin remedio.

—Vamos a conseguirlo, ¿me oyes? —la animó Kálay—. Te prometo que tú y yo nos sentaremos junto al porche, disfrutaremos de nuestro hijo y pensaremos en todo esto como en lo que es, una pesadilla.

Emily no pudo articular palabra, consciente de la situación en la que se encontraban lo único que pudo hacer fue apretar con fuerza la mano de Kálay. El significado era obvio: si él saltaba, saltaba ella. Su destino era único y estaba unido para siempre.

Estaban a dos pisos de su objetivo. Siguiendo las indicaciones de los rastreadores avanzaron por un largo y ancho pasillo que llevaba directo hacia una plataforma desde donde podrían acceder a través de una escalera directamente a la zona de plataformas de lanzamiento.

A través de los rastreadores, Kálay vio el acceso a la plataforma dos e identificó con toda claridad como Deylan y los demás accedían, blasters en mano, a la zona de lanzamiento. Lo habían conseguido.

Kálay y Emily avanzaron a toda prisa por el ancho pasillo cuando una de las puertas laterales se abrió y varios soldados de la guardia personal del Alto Gobernador aparecieron de repente cortándoles el paso. Tras los soldados la aterradora figura de Nehmen-Rah. Ninguno de los dos había previsto aquel encuentro y antes de que nadie pudiese reaccionar Kálay disparó la letal arma de su brazo. Los haces de luz roja impactaron de lleno contra los miembros de la guardia personal. El resto, protegiendo a su señor, continuaron pasillo adelante y abriendo la gran puerta accedieron a la sala para cerrarla inmediatamente detrás de ellos.

TIME OUT. Legacy (III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora