CAPITULO 6

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Las grandes puertas de la sala Octogonal se abrieron de par en par. Las entradas del Barón nunca quedaban exentas de polémica dada su gran extravagancia, pompa y teatralidad. Disfrutaba siendo el centro de atención. Siempre se hacía el silencio cuando él llegaba. Algunos por respeto, otros por curiosidad, pero la gran mayoría era por miedo. Si algo despertaba el Barón Rah era miedo, sobre todo entre los miembros del Consejo de la Unión. Desde su misteriosa llegada a SKY, su principal propósito había sido hacerse con un sillón en la mesa del Consejo, su desmesurada ambición no tenía medida. Necesitaba ese puesto para llevar a cabo su maquiavélico plan y todos aquellos miembros acomodados del Consejo no hacían más que entorpecer su avance. Gracias a sus conocimientos y astucia había conseguido ser el hombre de confianza del Alto Gobernador. Todos admiraban sus grandes conocimientos sobre SKY y los viajes en el tiempo, lo que ninguno imaginaba era que él había sido su creador. Solo él sabía la verdad sobre SKY, la Unión y la desmembrada Federación. Aquello le otorgaba una posición de fuerza sobre todos los demás, algo que el Alto Gobernador sabía aprovechar bien.

Como de costumbre, entró acompañado de su guardia personal que nada más entrar en la sala Octogonal se situaron en posición de espera junto a la gran puerta de entrada. La inmensa sala se situaba en el centro de la torre Vega, sede del gobierno de la unión. Una fortaleza inexpugnable que se elevaba como un enorme bastión hacia el cielo; hacía varios años que se había construido superando incluso la altura de la gran torre de CentralSky. Fue el primer edificio en soportar la tecnología wallair, haciendo desaparecer todas las paredes exteriores en las zonas nobles del edificio. A la vista era como si los muros que daban al exterior no existiesen, ofreciendo unas vistas de 360 grados, cuando en realidad los campos de fuerza proporcionaban unos muros invisibles e infranqueables. Una simple orden y estos se oscurecían tornándose opacos a voluntad. Se trataba de uno de los mayores avances tecnológicos de los últimos años que ya empezaba a usarse en los edificios civiles de nueva construcción. Todo un lujo al alcance de muy pocos.

El Barón avanzó con la mirada al frente, nunca miraba directamente a ninguno de los miembros del Consejo, entraba y sin decir palabra se situaba detrás del Alto Gobernador. Era entonces cuando uno a uno se dedicaba a mirarlos, regocijándose en el hecho de que todos, al verse observados, bajasen la mirada. Era su forma de demostrar su supremacía ante todos los presentes.

—Lo primero que deberíamos tratar es la amenaza Skinwood —apuntó Makeda, Consejero de seguridad de Zaphire.

—Skinwood no supone amenaza alguna, Consejero —se apresuró a responder el Barón.

—Barón, con todo mi respeto, debemos atenernos a las instrucciones recibidas de Zaphire. La situación es...

—La situación está controlada. No hay de qué preocuparse —insistió el Barón.

—¿Va arreglarlo como ha hecho con la reparadora Sule Shaw? —inquirió Adanna, Consejero de Civiles.

—Llegó malformada.

—Podría haberse arreglado, lo sabe. No debió...

—¿Va a cuestionar mis métodos? ¿Acaso está insinuando alguna... irregularidad?—preguntó amenazante, avanzando hacia él.

—No, yo solo digo que... —se detuvo. Sabía que era inútil enfrentarse a él. Sus manos empezaron a temblar.

—Adanna tiene razón. —Lo defendió Jawara, Consejera de Defensa—. Los protocolos son muy estrictos, la reparadora Shaw debería haberse presentado ante este Consejo para declarar.

Las puertas se abrieron y un miembro de seguridad entró directo a la Consejera de Defensa. Se acercó a ella y le susurró algo al oído. Al momento, la gruesa mujer se levantó para dirigirse a los catorce miembros del Consejo.

TIME OUT. Legacy (III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora