Toda fecha importante termina por llegar inevitablemente, floreciendo con carnosas corolas de pétalos vistosos, sedosos, o en ocasiones con espinas protectoras que, en tiempo de necesidad se afilan más si cabe.
«Llegó el día», pensó Valia instantes después de abrir sus ojos y que sus pupilas se enfocasen en la más serena oscuridad. Sabía que un instante marcaría la diferencia entre continuar buscando culpables sin palabras o cerciorarse de que aquel lugar también estaba cubierto por un espejismo que ocultaba peligro, una amenaza.
Valia no pudo evitar rememorar sus dos últimos encuentros con Olin. El primero había tenido el mismo dulzor de la miel salvaje; el segundo lo había sentido como una patada llena de fuerza contra su estómago, un golpe directo, inesperado y muy doloroso que aún le hacía sentirse temblorosa.
«¿Por qué me tuvo que decir que no volvería al bosque?, ¿por qué?», se preguntaba Valia aún dolida, sintiendo cada una de las palabras que él soltó por su boca tan frescas como el agua de un arroyo.
En efecto, Olín había sentenciado con sus palabras en cada una de sus dos propuestas: la primera fue una declaración de intenciones, una petición para que Valia se fuese a vivir con él y se casasen pronto, para más adelante formar una familia. Valia se había quedado estupefacta en el momento en que fue consciente y la rechazó con todo el tacto que pudo, arguyendo que necesitaba tiempo. Él no quería esperar más y comentó que sabría quererla bien, pero que quería actuar con decendia. Sin embargo, por mucho que insistió la muchacha no dio su brazo a torcer.
Durante la segunda visita, Olin le comentó a Valia que no volvería a aparecer por aquella zona durante largos meses. Los zafiales apagaban su brillo cuando terminaba la estación de escarcha y él debía desplazarse a otros lugares para recolectar otras especies de hongos diferentes, los más sabrosos y con mayor salida en el mercado en tiempo de floración.
-No volveré hasta que los campos se hielen de nuevo, lo siento- había dicho el joven decidido. Por eso te propuse venirte a vivir conmigo. La oferta sigue en pie, pero si la rechazas de nuevo debes ser consciente que no nos volveremos a ver en largo tiempo, Valia.
-Ahora no puedo- había dicho ella con pesadumbre en su corazón.
Desde que había descubierto lo que era, Valia se sentía intranquila, acechada por las sombras. Además, estaba tan cerca de llevar a cabo el plan propuesto por Borina, que su lealtad hacia su amiga jugó un papel decisivo en su decisión.
Aquella noche había sido amarga, tanto como el pomelo petunio, fruto de tierra exótico. Las lágrimas, los sollozos constantes y el dolor quedaron atrapados en el cuerpo de la muchacha durante horas pero se fue mitigando a medida que la Luna se cambiaba por un Sol. Los astros estaban destinados a no permanecer juntos en el cielo, tal y como Valia y Olin debían separarse ahora.
«¿ Por qué me lo tomo tan mal? Hoy no es día de llantos, sino de actuar. Estúpida, estúpida», dijo para sus adentros. Seguramente si hubiera estado lo habría dicho en voz alta, pero con Marla en la cabaña prefería guardar su sufrimiento en su interior.
Tras sus reflexiones matutinas, la joven se reunió con el grupo de recolección una vez llenó su estómago se dispuesto a comentar los últimos avances de Klaudia a Borina, aunque el resto de integrantes también escuchaba con atención.
-Klaudia está perfectamente, todavía no puedo creer que haya evolucionado tanto a lo largo de estas semanas. A Marla y a mí nos reconoce perfectamente y está muy parlanchina últimamente, dice frases sueltas cada dos por tres y Marla dice que en dos semanas su recuperación puede ser total.
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Susurradores del Bosque #GoldenWingsAwards
FantasyLa vida de Valia corre peligro. Es una susurradora y como tal debe ser perseguida y eliminada por El Consejo. Kans y Darla, los padres de la muchacha de 16 años, le piden que huya al bosque; el mismo del que se oyen extrañas historias y en el qu...