Why don't you see me? [Taekook/Jikook]

Capítulo 1

Después de un alucinante concierto en Corea, los chicos decidieron salir a cenar fuera.
Había sido un día agotador, y ninguno de ellos tenían ganas de llegar a casa y ponerse a cocinar.

Los siete miembros del grupo se asearon y se vistieron para a continuación salir a la calle.

— ¿A dónde queréis que vayamos? —preguntó Namjoon, esperando oír cualquier respuesta de alguno de sus amigos.

— Pues... —La voz de Hoseok fue la primera en responder— Si os soy sincero... La verdad es que me da igual.

Jimin desvió la vista del chico, al que a veces llamaban Caballo, para pasar a mirar al más joven de ellos.

— ¿Dónde te apetecería a ti, Ggukie? —Se dirigió al pequeño, reflejando el cariño que sentía por éste, con aquella forma de llamarlo.

Jeongguk se quedó en blanco.
No esperaba que nadie le preguntara sobre tal cosa.
¿Tenía hoy el poder de decidir el sitio?

— ¿Puedo elegir yo? —Sus ojos brillaron al ver como el resto de los chicos asentían— ¡Pues si es así, ya sé adónde ir!

«❦ ❦ ❦»

Una vez llegaron al lugar, todos entraron de uno en uno. Los dos primeros, Namjoon y Seokjin, escogieron mesa.
Ellos fueron los primeros que se sentaron, uno al lado del otro; Jin, en una de las sillas, donde habitualmente se sentaba uno de los anfitriones de la mesa; frente a este se sentó Yoongi, quien no pudo llegar a sentarse más lejos porque era imposible. Al otro lado del líder se sentó Hoseok, mientras veía cómo los tres restantes se sentaban en las tres sillas libres frente a él.

Jimin había estado agarrando a Jeongguk del brazo desde el momento en el que entraron en el local, asegurándose de que éste se sentara a su lado para comer. Y así fue.

Taehyung se situó a su otro lado, sin darse cuenta que también estaba junto a Suga, posiblemente el hombre más escalofriante del planeta.

Todos cogieron una carta, a excepción de algún que otro que tuvo que compartirla.

Yoongi había sido el primero en decidir qué iba a pedir, así que cerró la carta, dejándola de nuevo sobre la mesa.

Mientras los demás se debatían entre qué pedirse, el segundo mayor del grupo se dedicó a observar al resto.

Si algo era obvio con aquellos seres, era que más de uno estaba pillado por otro. Y de lo que se había podido percatar este, en el tiempo que llevaban juntos, era la forma en que su líder miraba al mayor de ellos. Era más que evidente que la baba se le caía cuando él estaba cerca, y que no podía evitar situarse siempre cerca de él.

Evidentemente, no era lo único raro que pasaba en aquella banda.

Algo pasaba entre Jimin y el maknae. Bueno... más que entre, era algo que parecía suceder sólo con uno de ellos, Park Jimin, quien se pasaba la mayor parte de su tiempo yendo tras el menor por alguna real o inventada razón.

El de cabellos azules suspiró de mala gana, pensando en lo estúpidos que podían llegar a ser sus compañeros.

No entendía la lógica de enamorarse. Ni siquiera entendía el sentir por alguien un poco más de lo que debían.
Era mejor estar a su bola y que nadie lo molestara con sus gilipolleces y cursiladas.

Escuchó la voz de Jeongguk, indeciso aún por no saber qué comer.

— Tú nos trajiste aquí, deberías saber qué se te antoja — dijo Yoongi con ese rostro que casi siempre carecía de expresión alguna.