Habían pasado unos cuatro días desde que Suga había pillado a Jimin en una situación incómoda.
Las cosas seguían como antes, a excepción de algunos momentos en los que estaba con Jeongguk y sentía la mirada penetrante de Yoongi en ellos.
Era muy molesto y, a veces, le impedía ser lo cariñoso y pegajoso que quería ser con Ggukie.
Le cortaba todo el maldito rollo y eso lo enfadaba.
Ese mismo día había ido a quejársele cuando éste estaba tranquilamente en su habitación tumbado sobre su cama.
— Eh, tú. —Se atrevió a encararlo, desconcertando al de mayor edad.
— ¿Qué quieres? Estoy descansando. Déjame tranquilo.
— ¿A que jode? —dijo el menor dejando al contrario sin entender menos aún.
— ¿Qué?
— No te hagas el idiota —respondió cada vez más furioso—. Deja de mirarnos a Jeonggukie y a mí cuando estamos juntos. No puedo ser yo mismo con él si nos miras así.
— Oh —Ahora entendía—, así que es eso —Le pareció divertido que el menor creyera que le importaba algo de lo que esos dos hacían o dejaban de hacer—. Realmente no os presto atención. A veces me quedo embobado mirando a la nada. Supongo que casualmente estabais delante.
— ¿Durante cuatro días seguidos? ¡Venga, no me jodas!
— Eso mejor déjalo para Jeongguk. —dijo sin mostrar expresión alguna a pesar de querer poner cara de asco.
Jimin no comprendió al principio. Pero tras unos segundos captó lo que su hyung le había dejado caer y sus mejillas comenzaron a teñirse de color rojizo.
— Créeme que es casualidad. No pretendo mirar a nadie —Y se incorporó de la cama mirándolo desafiante—. ¿Puedes ahora cerrar la puerta y dejarme tranquilo, por favor? —dijo dándole un falso tono de amabilidad a su voz.
El menor quiso decir más, pero algo le decía que el contrario le estaba diciendo la verdad. Además, notó que el mayor estaba empezando a enfadarse.
No le gustaba que allanasen su pequeño espacio en la habitación, pero mucho menos que lo molestaran hablándole. Así que, simplemente, hizo caso a lo que le había dicho y salió de allí para dirigirse al salón, donde había dejado a Jeongguk hacía unos segundos.— ¡Oh, cómo mola! —Jimin se detuvo al oír aquella voz que tanto amaba escuchar. Venía del cuarto que ambos compartían— ¡Gracias, hyung! Tenía muchas ganas de tener este videojuego.
Los pasos de Jimin se dirigían hacia donde provenía la voz imaginando quién podía ser el que estaba con el de menor edad.
Abrió la puerta y, tal y como él esperaba, allí estaban Taehyung y su pequeño.
— ¡Jiminie-hyung! ¡Mira lo que me ha regalado Tae! —gritó emocionado, mostrándole la carátula del juego— Tae-Tae me lo ha comprado sin ser mi cumpleaños ni nada.
El de cabellos naranja intentó poner la mejor cara posible en aquel momento.
Se sintió increíblemente estúpido. Porque podría haber llegado a ser el quien le hubiera comprado ese videojuego. Pero estaba tan pendiente de que Suga no se fuera de la lengua, que se había ausentado un poco en los demás.
A partir de ahora no dejaría que aquello le volviera a suceder, y menos con Taehyung. Alguien que parecía encajar a la perfección con Jeongguk. Alguien con quien se reía tanto.
— Woah, Taehyung... —El mayor de los tres fingió emoción. Tenía que hacer el papel de que agradecía que comprara caprichos a su maknae— Eso es todo un detalle. —Sonrió con falsa amabilidad.
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Why don't you see me? [Taekook/Jikook]
FanfictionA simple vista, BTS parece un grupo de k-pop como cualquier otro. Unos chicos muy simpáticos y encantadores que se ganan la vida haciendo música, y adoran a sus fans. Pero, ¿qué pasaría si dos de ellos se enamorasen de un mismo chico y uno de estos...