5.- Cambio.

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— ¿Bajaras a desayunar o te quedarás dormida todo el puto día? — Yoongi levantó la voz, pese a que odiaba hacerlo.

Hace un año, su pequeña hermana había tomado la decisión de cambiarse al vecindario del chico, pues el ambiente era mucho más agradable que en el que solían vivir sus padres. Y en realidad, al joven no le molestaba en lo absoluto, estaba seguro que, teniendo cerca a la chiquilla, podría cuidarla como antes no tuvo la oportunidad de hacerlo. Pues después del horroroso accidente que había sufrido la chica dos años atrás, Yoongi se prometió así mismo, no descuidarla jamás.

YoonJi bajó las escaleras, aun adormilada y se dirigió a la cocina acompañada de un humor de los mil demonios. Yoongi suspiró, sabía que mantener a una chica de 18 años no sería fácil, pero aun así lo haría gustoso.

— No quiero ir a clases. — Farfullo la joven, tomando los palillos para comenzar a comer. — Quiero quedarme en casa todo el día.

— No puedes quedarte en casa. Estás a punto de graduarte y tienes que ir a la escuela. Además, tienes que estudiar para tu examen de ingreso. Lo siento niña, no se somete a votación.

— Pero Taehyung me invitó a salir de nuevo.

— Puedes ver a ese bastardo después de la escuela.

Exasperado, por la increíble insistencia de su pequeña hermana, Yoongi suspiró. YoonJi se había vuelto una verdadera molestia desde que había iniciado una relación con el moreno, hace medio año.

Pero estaba bien, si la chica era feliz siendo de esa forma, Yoongi realmente estaba bien.

YoonJi se puso de pie y limpió su boca con una servilleta.

— Está bien, le diré que nos veremos después de la escuela

— Sí, haz eso. No me gusta que falte constantemente a la universidad ¿Qué es? ¿Un desobligado?

— Te escuchas peor que mi padre. — Suspiró la joven. — Taehyung dice que la escuela no es lo suyo. Le gusta el arte. La música, el canto y la pintura son su pasión.

— Sí, sí. Lo que digas. No me interesa saber nada sobre lo hípster que es tu novio. Ahora, ve y alístate, se te hará tarde.

La chica suspiró molesta y salió de la cocina. La casa de su hermano era pequeña, pero lo suficientemente grande para dos personas. Yoongi era un chico tranquilo, lo único que hacía para entretenerse era mirar series en Netflix. Ji nunca le había conocido una novia, por lo que fue fácil asimilar que el muchacho era un maldito adicto al trabajo. Lo quería, tan amargado como su padre, nada divertido y muy serio. Pero siempre estaba para ella cuando lo necesitaba.

Cuando llegó a su habitación, comenzó a vestirse. Tomó la falda del uniforme que seguramente odiaría su hermano por lo corta que era, junto a un crop top blanco con cuello, el cual era cubierto por el suéter amarillo del uniforme , que Yoongi le obligaría a quitarse. De igual forma, se lo puso importándole una mierda lo que pasará a continuación.

Se miró al espejo. Su vida había dado un giro de 180°, ya no era la misma niñita estúpida que fue hace dos años. Había tomado la firme decisión de cambiar. Dejó de vestir como si fuera una maldita mojigata y comenzó a practicar con el maquillaje. No le gustaban los tacones, por lo que aquel detalle intentó omitirlo, aunque no por completo, pues a veces, solía utilizar botines de tacón muy pequeño. Era delgada y por mucho que le había costado aceptar, era bonita.

Su piel, al igual que la de su hermano, era nívea, demasiado fina y hermosa. Sus labios pequeños y ojos gatunos, le regalaban un sutil toque de misterio que le encantaba. Su pequeña nariz jugaba el papel perfecto en su rostro y ese aspecto le fascinaba. Era delgada, es más, suponía que todos en la familia Min, lo eran. Y sí algo le desagradaba un poco, eran sus finas piernas ¡Por el amor de Dios, quería carne en esas cosas! Así las faldas y vestidos que solía utilizar, le lucirían un poco más.

You can be my Daddy  |Jin BTS|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora