34.- Mía.

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El rostro de YoonJi era tan hermoso como lo recordaba, sin embargo, pude notar algo diferente en su forma de mirarme. No estaba molesta, eso lo sabía, pero si resentida y lo comprendía, la dañe como nunca hubiera querido dañarla, lastime su frágil existencia y destruí el gran amor que sentía por mí. No merecía ni siquiera recordarla, incluso intenté comportarme, pero no lo logré. Sentí la sangre hervir cuando vi a ese otro sujeto besarla y tuve que reprimir las ganas de golpearlo. Cuando Ji intentó huir de mí ocultándose en su habitación, entendí que no debía perderla, tenía la ilógica necesidad de recuperarla y con ese incesante deseo actué.

Min Yoongi y sus padres me miraban maravillados, escuchando pequeñas anécdotas, fruto de mis años de trabajo, me pregunto ¿estarían de acuerdo si fuera yo quien me quedará con YoonJi?

— Esa operación duró 10 horas — escuché a JiWoo hablar y asentí.

— Fue la intervención más complicada que he realizado — repliqué.

Yoongi asintió sorprendido.

— Su trabajo es excelente, hyung — declaró, sorprendido — ¿está bien que lo llame hyung?

Claro que sí Yoongi, fuiste mi cuñado, después de todo...

— Claro, está bien — tomé mi taza con café y lo llevé hasta mis labios para beber un poco. Forme un rictus y sobe mi estómago.

JiWoo mi miró preocupada.

— ¿Te sientes bien, cariño? — preguntó.

Asentí sin borrar aquella expresión de mi rostro y me aflojé la corbata.

— Creo que la comida del hospital por fin ha cobrado factura — dije. Todos comenzaron a reír — Oh por Dios, estoy muy avergonzado, pero ¿podría usar su sanitario?

El hermano de JiWoo miró a Yoongi, quien asintió entusiasmado. Se puso de pie y me guío hasta las escaleras. Sonreí satisfecho por qué todo estaba resultando de maravilla.

— ¿Quiere que lo acompañe, hyung?

Negué con la cabeza y me disculpé.

— Si no te molesta, quiero ir solo — musité fingiendo vergüenza.

Yoongi asintió.

— Claro, entiendo.

Hice una reverencia y me disculpé una vez más, subí las escaleras buscando la habitación de Yoonji con desesperación. Necesitaba sentirla, verla lucir sus piernas me calentaba en seguida. Inhale y exhale cuando di con la puerta. Giré la vista para asegurarme que nadie me veía y sin más por hacer, abrí.

YoonJi estaba recostada sobre su cama, con las rodillas dobladas, pude ver sus bragas descubiertas. Sonreí y me relamí los labios, sentí mi pene endurecerse y me acerqué a Ji sin estar seguro de lo que iba a suceder a continuación.

YoonJi me siguió con la mirada, desconcertada. No dijo nada cuando me acerque hasta su cama despacio y me coloque encima suyo, recorriéndola con los ojos sin poder controlar la incesante lujuria que provocaba en mi interior. Se removió despacio y se acomodó entre mis piernas, llevó una de sus manos hasta mi mejilla y sin hablar comenzó a besarme con un frenesí que correspondí.

El momento fue sorpresivo pero esperado. Se recostó sobre la cama una vez más, sin dejar de besarme, llevé una de mis manos hasta mi bragueta y la bajé de un movimiento rápido. Aun sin hablar, Ji levantó su falda y deslizó sus bragas por sus piernas, sonrió al notar la acción. Acarició mi pene y enredó sus piernas alrededor de mi cintura; tomé mi falo con la diestra y lo guíe con una maestría desconocida hasta su intimidad.

You can be my Daddy  |Jin BTS|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora