Acto 1: Interpretación Majestuosa -Escena 06-

125 22 0
                                    

Lautaro arribo por su hijo quién impaciente se encontraba observando el cielo. Tecleaba con sus pies duramente el piso.

—Lo siento hijo.

Se sorprendió y con un gesto amigable mencionó:

—No te preocupes, no llegaste tan tarde.

Ingresaron al coche esperando que la calle fuera amable con ellos para llegar a tiempo a su hogar.

Tavin tenia la certeza de lo que había hecho que su padre se retrasara. No le importó que tardara, era un acto que si fuera él, haría lo mismo.

La casa de los Mustak lucía alegre, no era demasiado grande. Era visualmente destacable que al menos debería existir una decena de mujeres como esposas. Solo hacía falta una y bastaba.

El hogar infundía cierta melancolía para el padre e hijo, la soledad abrazaba a ambos. Siempre trataron de ser fuertes, superar el hecho sucedido. Era ciertamente difícil. De modo, que necesitaban, seguir adelante, pensando en sus mentes, que se rememoraba el dia del acontecimeinto.

Lautaro comenzó a preparar comida. Aun los platillos yacían viajando a su estómago y se sentía satisfecho.

—Hoy será dia de...— dejó que respondiera su hijo.

—Lo se... ¿Plancha de Macaron?—dijo entusiasmado.

El padre se sintió agobiado de la acertedad y con un suave golpe a la mesa con un untisinlio afirmó favorablemente.

El crujir de la carne mientras se cocinaba tan deliciosamente que una nueva perspectiva surgía de la mente del hijo; el tiempo parecía más lento mientras mas esperaba comer. Se impaciento un poco. Aguantó un poco más y decidió prepar las bebidas para ambos.

Los polígonos en forma de envase yacían sobre la mesa, esperando para ser tomados en compañía de bocados de comida. La mesa se encontraba en forma de hexágono con un enorme cuadrado en el centro donde se encontraba Lautaro cocinando. Era mucho más eficiente terminar de cocinar y sentarse a un par de pasos.

—No te puedo mentir. Comí no hace mucho y estoy satisfecho— se arrellanó en su silla—. No tienes una idea de lo lleno que estoy— suspiró.

El joven lo miró sin darle importancia. Tenía un par de horas esperando por comer y al contrario de su padre "satisfecho", le faltaba mucho para llenar esa palabra.

— ¿Cómo está?—preguntó Lautaro.

Con unas mejillas regordetas y boca llena dijo entre dientes que estaba excelente. Lautaro se alegró y con un tono medianamente serio:

—No creerás lo que pasó hoy.

—Ya lo sabes papa, soy malo adivinando.

—Lo se—lanzó una carcajada.

— ¿Alguna vez te hable de Afix?

—No entiendo la pregunta—titubeó –. Papa.

—Conocí a un joven que viajó desde alla con el propósito de convertirse en músico. Lo que es extraordinario es que, aún existe cierta discriminación hacia ellos... !Vaya que es increible!—se enderezó en su asiento— ¿No tenias un amigo de Afix?

—Hace tiempo que se fue; fue algo triste— Llevó su plato vació hacia una estantería cuya boca se abrió al presionar un botón, un ligero humo blanco se desprendió y aceptó el plato, para después de un par de segundos mostrar uno nuevo – ¿Jamás te conté acerca de eso? Recuerdo que asi fue. Bien, el pobre sentía que no pertenecía aquí, por el tono de su color. A pesar que nadie le decía nada. Tan fuerte ha sido la repercusión de esos días que el creía que le harían algo similar—pusó después su dedo sobre su barbilla como si tratase de recordar algo—. Pero ha sido el único caso que se ha sabido. Es extraño y triste.

—Ahora que lo mencionas creo que si, en algún momento lo escuché. Esperemos que esos jóvenes encuentren un Martyr que les comprenda mejor. Pero dime, ¿cómo estuvo tu dia?

Más tarde, los ojos de Tavin estaban cayéndose en el sueño.

—Ya es hora de dormir, Tavin— mencionó Lautaro.

Se dieron un abrazo y respectivamente se presentaron en sus habitaciones.

Lautaro acostumbraba a sentarse en una silla que rujia con cada movimiento y observar por medio de una enorme pantalla, en una ventana oscura, eventos de actualidad con respecto a la ciencia, tenía cierta fascinación hacia ella. Cada noche antes de comenzar a navegar por la información citaba la siguiente frase:

"La experiencia del mundo no consiste en el número de cosas que se han visto, sino en el número de cosas sobre las que se ha reflexionado con fruto"

En la primera pestaña de su navegador titilaba un enorme anuncio sobre un cuerpo que se acercaba al planeta, estimando precaución. Hasta el momento los Dirasat—científicos del espacio— lo catalogaban como "desconocido". Lautaro se emocionó y sonrió.

ODISEA ÁNIMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora