Acto 16: El camino -Escena 01-

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— ¿En verdad era necesario?—cuestionó un hombre del Resguardo del Conocimiento Militar, hacia su compañero.

—No se. El líder Gjon, tuvo sus razones para provocarlo. No sabemos, que le orilló a ordenar que se diera comienzo al plan—le respondió susurrando en su mente. Pendiente de su alrededor, aunque no pudieran escucharle—. Debemos estar tranquilos. No te mortifiques por eso.

—Quizás, tengas una impresión, bueno... Dudo de Perendia. ¿Pudo tener conocimiento de esto? ¿De que llegaramos hacer lo que hicimos?

—Basta. No sigas. Te adentraras en una zona, de conflictos... Y se te obligará abandonar a los seguidores y aunque trates de mencionar la existencia de los seguidores; seguirán creyendo que no es más que un pequeño grupo de angustiadas personas. Estarás enfermo, para ellos. ¿Entiendes? Estas bien. Mírate, ¿acaso fuiste tu quien disparo?—le echo una mirada silenciosa, arrugando su frente.

—No—titubeó—. No, claro que no. Si, tienes razón. Mi equivocación.

Dentro del CEIAP, habían quedado impotentes, indefensos ante la acción.

— ¿No se supone, que los líderes debieron aprobar tal acto? ¿En que momento lo hicieron—le mencionó en un tono de voz sugestivo a un hombre sentado, mirando hacia frente, comprendiendo y asintiendo con su cabeza.

Se giró, y le respondió:

—Lo habrán hecho antes. Quizá habían descubierto algo en aquella reunión. Es la única explicación que encuentro—se recargó en su silla.

—No lo se, simplemente me resulta extraño. Cuando estuvimos en el diseño del plan alternativa ¿no había un enorme preludio, donde clarificaba el peligro, y la urgencia para que se llegase a aplicar el plan? Bien... Estaban los otros dos. Sin necesidad de tomar entre las manos algún arma— se movió hacia un costado de una mesa, puso su mano sobre una esquina. Y comenzó a golpear los dedos ligeramente—. Si el plan Mirador y el Guardián. ¿No eran mejores opciones? O ¿que dices tú?

Aquel hombre suspiró, miró hacia su compañero, ignorando su presencia, concentrándose únicamente en sus pensamientos. Debatía con el mismo, tenía razón, ¿Por qué no usar los otros planes, mas sencillos sin necesidad de muertes? El plan Alternativa era para circunstancias más problemáticas, donde en verdad la humanidad peligrara y no hubiera opción... Nuestros líderes, en verdad, ¿consideraron una verdadera amenaza? ¿Pero de quien... La última frase la completó en voz alta:

—... trataban de salvarnos?

— ¿Me lo dices a mi? No lo se. Vaya... Todo ha sucedido demasiado rápido. Me da ganas de vomitar.

—Ni lo menciones. ¿Ahora que haremos? Después de esto, ¿llegaremos a tener alguna función?

—Supongo, que seguiremos con nuestras vidas habituales.

—Es lo mejor al final. Para calmar esta desagradable sensación. Siempre es lo mejor.

Del subterráneo alumbrado; un ancho pasillo, de paredes metálicas y de modestas puertas que llevaban a cuartos de estar provisionales. Con maquinaria lista para la producción de alimento y del agua sintética. Wilk y Terra habían llegado, estaban frente a un grupo de personas sentadas en largos divanes, de formas delicadas. Estaban de pie, escuchando debatir a aquellos ciudadanos, inquietos.

Wilk, con su chaqueta verde, incrustados unos cristales de vitalidad, para las distintas temperaturas, le comenzaba a enfriar, para aliviar la temperatura corporal que se elevaba, mientras pensaba. Llevaba un gorro naranja, dejándole salir sus grandes orejas, sus ojos marrones pequeños, su nariz que olisqueaba como comenzaban las maquinas a producir alimento, olía bien. Eso le calmó. Miró a Terrar, quieto, admirando con cuidado a las personas.

ODISEA ÁNIMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora