Acto 15: El anuncio -Escena 08-

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Talim delante de la tripulación de la Trellium se hallaba preparándose para el anuncio. Las luces que salian de la oscuridad, en alguna parte que Lautaro no pudo identificar. Sonrió y luego miró los rostros de admiración de los humanos.

— ¿Qué te ha parecido la Tierra, hijo?

Tavin, algo mudo, con un rostro infundía alegría, contestó:

—Todo esto... Es más de lo que esperaba—pareció recordar algo y miró hacia una distancia donde un ser humano se hallaba—. Conocer a un humano, hablar con el y que nos mostrara su cultura sin miedo. Ademas de lo peculiar que es la Tierra, tiene su encanto— echo una risita.

—Shhh—dijo Kella, con una avergonzada mirada. Sonrió nerviosamente a los demás Martyrianos.

Bashkim, escuchando todo, cerró un ojo y entre abrió otro mirando a Tavin. En un tono medio serio le mencionó:

—Su encanto en verdad—terminó por soltar una risa un poco mas aguda que Tavin.

Lautaro desconcertado, no comprendía lo gracioso del asunto. Kella le susurró lo siguiente:

—Vaya que siempre sueles estar distraído. No es mas que una referencia a la Tierra misma, que es distinta, mejor de lo que uno se imaginaria... Después de lo que pasamos.

—Ya veo—repuso el para luego sonreír.

Talim estaba en posición. Y comenzó a anunciar.

La tripulación se enmudeció enseguida. Esperaron a Talim.

Miraron la reacción del ser humano. La nula satisfacción que esperaban. Tavin murmuró a Kella:

— ¿Nosotros habíamos reaccionado igual?

—Muy parecido. La diferencia que no paso mucho tiempo, hasta adaptarnos al cambio y habituarnos a las ideas que nos mencionaron.

—Se acostumbraran, Tavin. Formará parte de ellos en poco tiempo, adoptaran esta forma de vida que le propusimos. Estaremos conectados. Y lo mas importante— Bashkim sonrió, y el susurro se interrumpió por la ultima palabra. Se silencio asimismo y prosiguió— no volverán a estar solos.

—Oh, si, eso les alegrara—dijo Tavin.

Talim se les acercó, sonriente y con un ademan con su cabeza les saludo de nuevo. Se unió a la larga fila de exploradores Martyrianos. Estaba innegablemente turbado, esperando que los líderes avanzaran y prosiguieran, a tranquilizar a la población. No obstante, se encontraban en un estado similar a los demás humanos. Talim, consciente de que el anuncio era su última intervención directa con la humanidad; tenía que verificar que los ciudadanos estuvieran más tranquilos, pero a decir verdad, apenas conocía el funcionamiento de la mente humana.

Hubo silencio, la gente comenzaba hablar entre ellos, cuestionándose. Los líderes avanzaron hacia adelante. Los cinco, cedieron uno a uno la voz. Proclamaron que la calma era vital, para pensar con claridad. Para digerir con más objetividad la información.

Un sonido chillante sono a la lejanía, las aves salieron del horizonte, asustadas. Los líderes se miraron entre si. Gruñirse.

—La activaste, tú. ¿Por qué razón?—sostuvo Horij sus lágrimas, mirando con enojo a Demar— Si estábamos iendo por un buen camino. Que lamentable— terminó impontente, alejándose de sus compañeros.

La gente comenzó a moverse en orden hacia un camino a sus espaldas, conduciéndoles a un subterráneo.

Los Martyrianos no entendían. Los líderes se adentraron al palacio. Horij puso su mano sobre el antebrazo de Talim, y susurró:

—Lo sentimos. 

ODISEA ÁNIMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora