Acto 13: Voraz cumplimiento y sensible catarsis -Escena 11-

32 19 0
                                    

La madre de Besnik, Lucia, había estado con su hijo en los primeros instantes de la llegada de las primeras naves y siendo parte de un público general al momento que Besnik partió con Talim, retomó en su vehículo hacia su hogar. No estaba para verlos de cercas; en un principio sentía disgusto, prefirió mirar en su casa lo que sucediera, en compañía de un platillo de hojas sintéticas bañadas en un aderezo.

Dentro, era boato el lugar. Con artilugios de colores llamativos colgados en las paredes, algún par de flores metidas en una cápsula de cristal, preservadas con el fin de presumir su encanto.

Lucia, su escepticismo se vacío instantáneamente al ver la altura y mirada de aquellos visitantes. Eran sumamente grandes, quizás sus propios dos ojos apenas cabrían en la cuenca de uno de ellos. Eso le turbo. Pero no parecían para nada ofensivos. No estaba segura aún.

La mujer con una repentina mezcla de júbilo e inseguridad preparó unos esféricos asientos. Se acomodaron de manera gentil y siguieron admirando su entorno. En la mitad de la sala, una abertura en el suelo pequeña dejaba salir una delgada tela de un azul transúcido; era bastante grande y la imagen en directo de la capital permanecía capturando el momento, después parpadeó mientras Lucia tocaba un diminuto botón en el asiento, y la imagen cambió con una escena de uno de los exploradores Martyrianos conversando con un par de ciudadanos, la cámara automática se alejo para capturar completamente al visitante.

Besnik, había tenido la intención de dirigirse hacia un lugar, pero se detuvo al observar la imagen proyectada. Le surgió algo de sorpresa en su mente.

—<< Su planeta, ¿es similar a la Tierra actual? >>—preguntó directamente hacia los Martyrianos.

—Distinto. Primero, cuenta con un tamaño más pequeño. Segundo, la cantidad de individuos supera bastante a los seres humanos. También, nuestro entorno no se limita a una descripción específica; puede ser una mezcla entre una vasta colección de heterogéneos climas—dijo Bashkim.

Besnik con una agudeza prestó atención y pensó, Otro planeta y no insignificante como el que conocemos: Asyx. Aún siendo sencillas palabras me deja con ganas de mas. Visitarlo en un futuro, Jajaja eso estaría mas que impresionante y no solamente un solo planeta, ¿Qué seria las demás razas? ¿Qué secretos ocultaran? , pasivo a la respuesta del visitante. Quería saber mas. Su madre, sentada en la mitad de aquella sala, inmovil, pensativa. No puede creerlo, pobrecilla. Ahora ¿que es lo estará pensando?

—<< Disculpe, señor visitante >>—dijo Lucia con timidez, dirijiendose a Lautaro ahora—<<. Pero díganme que es lo que han pensado sobre nuestro planeta, ¿les ha gustado? >>

—Han sido una total sorpresa. Quiero decir; en un principio de nuestra travesia esperábamos una muestra de una humanidad completamente distinta, una que talvez haya completado el viaje espacial. Y, normalmente es síntoma de una evolución social a gran escala... Y me es en verdad, un agrado; no es muy común no haber llegado a la etapa de viajes espaciales sin haber evolucionado. Asi que me animo a decir que me comienza a gustar el planeta— contesto él, mirando a la mujer humana sentada, prestando atención.

Besnik con un sentido de urgencia, sintió un consquilleo en su cuerpo, por alguna razón se sentía halagado.

—<< Permitanme regresar enseguida >>— pidió Besnik con una vista clavada en el fondo de una rampa hacia un cuarto superior.

Unos pasos veloces subieron acompañados de unos sonidos firmes y secos.

Regresó con una caja pequeña entre sus manos. Un color azul metalico se barria por el artefacto y una extraña forma de campana parecía almacenar un seguro. Besnik frotó el objeto y un chasquido agudo y suave se percibió; dentro un cuaderno mediano con una hoja gruesa de color negro y aspecto arcaico se oteaba.

Kella en un estado de perfecta sincronía con el estruendoso sentimiento de una cultura impreganda en el cuaderno, divisó cada extremo sin la menor intención de poner una mano sobre el—Aunque lo deseaba con entusiasmo.

— ¿Me permitirías poder analizalo un poco mejor?—preguntó hacia Besnik.

El humano alzó su cabeza, miró los rojos y curiosos ojos de la mujer visitante y con titubeo afirmó con simpatía.

—<< Podria ponerlo sobre... >>—buscó a su alrededor—<<, en aquella superficie >>—se dirigió hacia una alrgada mesa de mármol en la parte de lo que parecía una cocina. Puso sobre ella la caja azul y giró su cabeza hacia Kella.

Kella agradeció formalmente y con suma delicadeza se levantó de su asiento, esperando un corto tiempo de pie, aguardando que Lucia cediera permiso de avanzar sobre su hogar. Y un alto por supuesto consintió.

Besnik con la menor idea sobre su mente y por educación extendió una pestaña de aquella mesa, desplegándose una forma curva con un final sólido metalico, mientras el cuerpo era transparente; le señaló afable la silla. Kella aceptó y con rigurosa precaución miró el cuaderno, echo una ojeada a Besnik y después la devolvió hacia la libreta.

Besnik dio un nervioso aplauso y en voz alta respondió para si mismo ya entendí y recobró el paso hacia la sala, deteniéndose en el margen espectral entre la sala y cocina.

—Disculpa, Besnik. Aprecio en verdad todo este apoyo que estas dispuesto a compartir con nuestra raza—lo miró de pie—. Mas tarde me vendría muy bien contar con tu ayuda, ¿qué te parece?—

—<< Me sentiría muy dichoso >>—se ruborizó y se marchó hacia la sala.

ODISEA ÁNIMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora