Acto 2: Delante de nuestros ojos -Escena 01-

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Tavin contempló su reflejo en una pantalla iluminada que salía del techo, que abarcaba desde su cabeza hasta el abdomen; peinó su cabello estilizándolo hacia atrás dejando que los laterales recién rasurados se opacaran por la cabellera del tap de su cabeza. Acomodó una chaqueta gris que se ajustaba en su cuello teniendo unas mangas con franjas negras desde los hombros hasta los codos. Jamás la abotonaba, la acomodó y se retiró hacia la salida de su casa. Miró la imagen en perfecto estado de su madre, colgada a un costado de la puerta principal con una tipografia perteneciente de su madre. La beso y despidió.

Colocó sus ojos sobre un personaje que recién cruzaba un par de cuadras. Lo saludó desde lejos. Lo reconoció y dijo en voz alta:

— ¡Milan!

El joven poseía un rosotro perfilado, colgando frente a sus ojos, unos cristales pequeños, que cubrian apenas el iris. Llevaba un rojo atuendo, brillante en la luz del día.

No respondió.

Al acercarse, mencionó:

—Tranquilo, los vecinos te escucharon antes que yo.

—Claro, ellos no suelen estar tan sordos.

Estrecharon sus manos y después se dieron una palmada en sus pómulos, sonrieron y caminaron juntos.

Lograron percibir que la mañana olia distinto. No era la comida de la señora Asmina, el rancio olor se reconocía a receptors. Humedad, hojas bañadas en la pura brisa de un cielo despejado. Las claras palmas de Olio que revoloteaban sus hojas de un lado a otro acariciando la superficie de partículas de decenas de colores, ilustraban que sería un buen dia.

— ¿Crees que al final nos consideren para presentar, nuestro proyecto?, estoy un tanto preocupado por ello... Espero que suceda.

—Milan, para empezar. No hubo nadie mas que se postulara—echo una carcajada—. Por supuesto que nos consideraran.

—Lo se, pero esa sensación es... bien, difícil de explicar y como, solo siendo nosotros. Se esfuma, asi de veloz— se adelantó y después giró su vista a Tavin—. Mira, lo mejor será que dejemos eso para después, aquí, ahora, deberías preocuparte mas por Tay, ella podría estar dentro de tus diez esposas ¿No crees?— sonrió de forma pícara.

Tavin se sintió un poco aliviado, recordó a Tay, era joven y para el hermosa; ella, estaba a punto de terminar su educación, estaba pronto de partir y hacer lo que le satisfaciera. Lo que inquetaba a Tavin era la muestra de un sencillo aprecio y apoyo que siempre le brindo ella...y no poder relacionarse mas con ella. Lo pensó un momento.

—Podria ser... No para agregarla como una más, me gustaria ser como mi padre, solo una— resaltó en la ultima parte. Pausó su andar y vislumbrar una enorme montaña que se clavaba en medio del comienzo entre avenidas importantes. En la cima yacía un enorme anuncio en letras blancas y fosforecentes "Abertura". Tavin trató de hacer memoria, no lo consiguió.

Milan dijo:

—Claro. La muerte, es hoy— cerró sus ojos y golpeó con la palma de su mano su frente — ¿Si lo recuerdas? El constructor nos visitó una vez, no hace mucho. Explicó sobre la mayor construcción en el transporte.

Tavin mostró un gesto de ingenuidad y por inercia contestó:

—Si.

—No lo recuerdas. Bien. Si ves que la montaña se encuentra irrigada por un polvo de color púrpura— apuntó dirijiendose desde arriba hacia abajo—. La muerte es un sistema que logra que un Martyriano viaje más rápido, eficaz y seguro. Es lo que nos dijo el hombre. Sería bueno probarlo, ¿qué dices?

—Luce magnífico, no lo cuestiono. No perderemos nada, por alguna razón hay gente esperando por él.

Se dirijieron hacia tras de un hombre que avanzaba conforme la gente pasaba. Los jóvenes prestaron mucha atención a lo sucedido: La montaña era relativaente grande, tenía una puerta que se abría cuando un anuncio deletreaba la palabra "Avance". El polvo era un catalizador, dentro de la montaña un complejo sistema mecánico temblaba suavemente logrando que una avalancha cayera sobre la superficie de la plataforma donde el hombre ponía sus pies más tarde. Según indicaciones soportaba a más de tres personas. Los estudiantes tenían dudas. El origen del nombre lo comprendieron cuando sus cuerpos levitaban levemente mientras una voz pedía instrucciones del destino. Mencionaron el nombre del instituto. Luego un haz de un dulce láser comenzó atravesar los cuerpos de los estudiantes. El tiempo pareciese que jamas existió, tal medida solo dificultaba el pensamiento; limitaba lo posible.

Aparecieron a escasos pasos de su destino, una vetisca los acompañó en su llegada. El polvo catalizador se dispersó por el cielo para luego caer en algún lugar lejano. Tavin y Milan se palmaron con una sorpresa en sus rostros, no sabían si estaban vivos. Respiraron profundamente. Cambiaron sus gestos. Alegría se dibujaba en sus caras.

— ¡Eso si es un transporte!—exclamó Milan.

—Totalmente de acuerdo—dijo Tavin, meditabundo.

Querían volver a repetirlo, la sensación de permanecer en un vacío por breves segundos, donde la respiración paraba y donde pareciese que los huesos comenzaban a quebrarse, era algo único. Recordaron que habían usado el medio para llegar a la institución y se mencionaron que al día siguiente volverían a utilizarlo. 

ODISEA ÁNIMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora