Acto 11: Relaciones Impropias en Aleabid -Escena 06-

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Recién Kella lograba su tan preciada presentación. Era joven, aún más y con la misma belleza particular. Iniciando una vida adulta, con grandes expectativas y vaya que estaba logrando una a una.

Una larga y pintoresca tela plana se extendía desde el techo hacia tocar el piso. Después un cambio de luces, de tonos obscuros y suaves escalaron la tela, mostrando un artefacto, uno que apenas se estaba armando por manos invisibles. La imagen quedó estatica, mientras las seguras palabras de Kella salían de su boca. Tenía un vestido negro con franjas doradas que llegaba hasta sus tobillos, un estilizado cabello, distinto al actual, mucho más ondulado y largo que congeniaban muy bien con su seguridad.

Entre los espectadores resaltaban a los ojos dos personas mayores, un hombre con amplias arrugas en su frente, con ojos pequeños y con una túnica totalmente café, cubriendo desde su cuello hasta la pantorrilla, a su lado izquierdo una mujer con un vistoso y marrón vestido haciendo lucir más joven a la mujer y sus grandes ojos color violeta. Eran las personas por las cual Kella estaba tan confiada y segura de lo que decía, ella sabía que su arduo trabajo que invirtió en esta investigación rendiría una satisfacción inmensa.

Las sonrisas de sus padres; su constante apoyo logró que Kella obtuviera el tan anhelado deseo de entrar al CEICM, como una de las investigadoras Daisum mas reconocidas.

—Hija— su padre la abrazó, le dio un alargado beso en su frente—. Ha valido la pena, cada paso que has dado, cada difciultad ha sido cruzada por ti hija—con desgastadas manos limpió una lágrima que había brotado.

—Que gusto me da hija mía, estoy tan feliz por ti—la madre se balanceó, no paro de besarla.

—Vaya, que padres tan cariñosos—puso su dedo índice sobre su barbilla, luego ladeó su cabeza como si acaso estuviera pensando en algo—. Pero sin ustedes definitivamente este logro jamas hubiese sido cumplido—sonrió y olvidó que estaba siendo felicitada por algunos expertos del CEICM. Acomodó su vestido, aclaró su garganta y agradeció formalmente a los hombres y mujeres. Ella estaba en su mejor momento.

Sus padres, que eran de aquellas personas que de manera poco probable resultaba en casos en donde no pudieron tener hijos. Aún con la avanzada tecnología que se había logrado en Martyr era algo que no tomaba mucha importancia dicho que esos casos no solian suceder, era algo inimaginable. No existió alguna solución durante su adultez, sus años habían pasado en una apagada y taciturna vida. Ahmet, deseoso de compartir su vida adulta en familia; conoció a Irina, ella difícil de conquistar, una mujer mayor que él, pero de apariencia un tanto mas joven que él, cuyos años de juventud había estado en una relación con un hombre que demás de ella tenia otras nueve mujeres más, ella comprendía eso, la situación en Martyr había obligado que mas hombres falleciesen durante la guerra, quedando en su mayoría mujeres. Lo entendió. Su pareja había salido hacia un viaje como piloto, en las primeras instancias de los embajadores, perdiendo la vida con algunos ladrones espaciales. Ahora estaba sola. Supo como vivir, su antigua pareja le había enseñado conocimiento sobre el mantenimiento de algunos motores de naves, ella aprovechó tal conocimiento poniéndolo en práctica, conociendo al trabajador que entregaba las piezas de refacción en el puerto donde trabajaba: Ahmet.

Cuando entablararon una relación, al estar tanto tiempo juntos, creyeron en la mejor decisión de empezar una familia. Ahmet rechazó con ceñuda convicción relación con mas mujeres, no estaba en sus metas incluir a más parejas además de Irina. Pareció que la vida les jugó un destino difícil y castigó a Irina con la infertilidad, trayendo emociones de tristeza en sus vidas. Ahmet deseó seguir con Irina, luchar con ella, junto a ella. Al encontrar una de las mejores oportunidades o peores, cuando dentro de la natalidad de mujeres tan excesiva y sin recuperar un equilibrio de hombres y mujeres en Martyr, algunos padres, que se sentían culpables, comenzaron a entregar sus hijas ante el centro de salud de Martyr, quienes comunicaban al instante al público, a la niña entregada; de modo que aún mas padres que deseaban agrandar su familia, firmaban un acuerdo frente al líder de Martyr, Joss. Quien personalmente se encargaba de aprobar tal acción, se tomaba su tiempo en verificar distintos aspectos de la posible familia. Una de esas vacías familias, Ahmet e Irina trajeron felicidad a su hogar con la pequeña y hermosa niña: Kella.

Joss se encargaba que al cumplir cierta edad la niña, se enterara del hecho que fue entregada por las personas que la engendraron. Con el único fin que no existiese un conflicto o reproche hacia los adoptivos padres, aunque algunos lo revelaban desde que la niña pudiese hablar. Kella lo había tomado con gran madurez, aún ella creyó que jamás existieron unos padres que la entregaron, ella firmemente siempre pensó segura que Ahmet e Irina eran sus padres.

Kella había estudiado en su niñez, siendo que su memoria y deducción eran magistrales la orilló hacia un campo que encontró apasionante cuando divisaba en su visor las costumbres de sus antepasados.

Kella siguió estudiando la ultima etapa de su educación a sus diez y seis años, donde encontró un temprano amor con un joven hombre que compartía algunos intereses... Que lamentalmente destrozo el corazón de Kella, cuando solo deseba tener la mayor cantidad de mujeres en su matrimonio. No basto para que ella cayera y no cumplir con su objetivo ahora puesto frente a sus ojos. Sus padres estuvieron ahí, esperando para ver como su niña crecía y lograba lo que deseaba.

Cuando recibió la larga bata con una insignia tallada en el pecho, presumiendo su nombre en ella, hizo que sus lágrimas saltaran con emoción.

Durante sus investigaciones, y siendo que ahora compartía un agradable momento con sus padres, en las colinas de fuera de la capital de Martyr, logró enterarse que Ahmet e Irina aún tenían algunos sueños, unos que jamás se iban a relizar debido a su edad, imposibles de realizar comentaron.

Ahmet estaba sonriendo con un recipiente cuadrado que se balanceaba a su boca:

—Sueños de viejos—sorbió de nuevo mirando la furiosa mirada de Kella—. Un viaje al exterior de la Unión, es lo que tu madre y yo siempre quisimos hacer en familia—puso el recipiente sobre la mesa. Comenzó a pasar su dedo índice por los bordes—. En verdad que es algo bastante antiguo. No tiene el menor sentido hacerlo.

Kella se sintió feliz de alguna manera, ahora tenía que hacer lo posible por hacer cumplir ese viaje que sus padres deseaban tanto.

—Gracias a los dos.

— ¿Por qué?

—Por darme un nuevo objetivo—sus ojos brillaron, apoyó su cabeza sobre sus manos y miró a los dos—. En verdad que iremos a un lugar, ¿que planeta les atrae más?

Las palabras de Ahmet se atragantaron. Estaba feliz, estaba tan contento, agradecido con Irina, con esa bella mujer, tan fuerte y que le había enseñado muchas cosas. Kella, la hija que deseo tener desde siempre, había formado su familia, la que tanto anhelaba.

Ahmet tomó de las manos a Irina y Kella, las inspeccionó y asintió levemente con su cabeza.

—Si estamos agradeciendo, ese debo ser yo. Por tener tan hermosas mujeres a mi lado— besó las muñecas de ambas. Miro detenidamente a Kella—. Has sido lo más importante para mi, hija— le volvió alargar un beso en su frente. 

ODISEA ÁNIMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora