Acto 15: El anuncio -Escena 06-

34 19 0
                                    

Los ciudanos presentes y en sus respectivas casas estaban frios; por sus cuerpos se recorría la incertidumbre.

—Ese hombre esta mal, para nada es cierto lo que dice—dijo un sujeto, tembloroso y con sus ojos moviendose de un lado a otro, buscando a alguien que confirmará lo dicho.

—No te preocupes. Esta mintiendo. Esta tratando de mostrarse mejor que nosotros, de tirar por un precipicio lo que sabemos. No te preocupes—repuso otro individuo, cabisbaja.

—Pero... ¿En que creemos entonces?

—El lo dijo ¡Albedrio! —le miró dudoso, algo exhaltado—Sigamos admirando la nada. A la misma naturaleza, no a uno creador. ¡Me escuchas!

—Si... si, en nada. Parece mejor, suena mucho mejor—suspiró y luego tragó saliva-. Sigamos con nuestras vidas. No nos importa pertenecer a su dichosa union... si, asi estamos bien. No nos interesa si al morir nos espera algo mejor...; no me importa.

Por un lado, al reincorporarse cierta parte de la población se sentían enfadados, con ellos mismos, con cada ser vivo y no vivo.

—Vaya, Tiren, amigo mio. Quiere decir, que jamás hemos sido algo de verdadera importancia—rio nerviosamente un joven—. Pero, digo, si además, habíamos dejado la triste creencia de alguien, que almenos existiera realmente, ¿no es asi?

Su compañero, en silencio, asintió vacilante y después dijo:

—Creo que supusimos que todo se debía, a una verdad absoluta... De nosotros mismos—se detuvo, tenia ganas de llorar. Un par de lágrimas ocultas tras la oscura noche, salieron.

Una jovencita, acarició la espalda de Tiren.

—Ya. Ya, hermano. Pasará enseguida. Pronto olvidaremos esto.

Otra parte, en algunos hogares. Sentados, sentían un vacio en su interior, inexplicable.

—Ja. Ja, ahora resulta que porque el hombre, viene de una supuesta civilización mas avanzada, debemos creer lo que dice. Vaya charlatan, ¿no lo crees cariño?—dijo un hombre maduro, con una sonrisa desgastada y falsa.

—Si, parece que debe serlo. Un charlatan espacial—dio un bocado a un filete humeante y prosiguió con la comida en su boca; trataba de calmar la verdad—. Debemos simplemente no creerle.

Dentro de una sala de estar, en una casa verdosa en su interior, un hombre musito:

—Eh, cuestionar a unos invitados que, bien desde su llegada pudieron arrinconarnos y ejecutar el plan alternativa... Sabes a que me refiero—miró a su mujer, echada, con su mirada fría en la pantalla—. ¿Qué razón nos obligaría a creer que mienten? ¿Ellos mentiran? ¿Con que fin? No lo creo. No me lo imagino. No es cierto, que deseábamos por mucho tiempo, esto— extendió sus brazos hacia la imagen de Talim—. El poder corroborar la vieja historia, ya no suponiendo en una raza, en otro ser vivo ahí fuera. Lo tenemos aquí, frente a nosotros... Y...Y que hacemos, callarnos, y comenzar a dudar de él. Pero vamos, lo que en verdad importa no esta en la Tierra—sonrió y rodeó con su brazo a su mujer, muda aún.

El CEIAP donde los miembros de Perendia, negaban con su cabeza, monitoreando sobre unas pantallas. Ipol, un hombre de mediana edad, circulaba por la sala azulada. Pensando: Y Perendia? Habrá tenido un conocimiento similar; ocultándolo de nosotros. Tuvo en sus manos, una via de revelar acerca de todo esto, ¿no lo hizo, por el bien de la humanidad? Es lo que mencionaría en un momento asi, el líder Gjon. Aún sintiendo la traición en quien confiamos como el benefactor de la humanidad... Sin embargo, quizá, realmente no le interesábamos. Dejo a un lado sus pensamientos, que poco a poco comenzaba a sofocarle inmensamente. 

ODISEA ÁNIMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora