Acto 11: Relaciones Impropias en Aleabid -Escena 11-

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***

Comenzaron a caminar bajo la bonita luz del astro. Lautaro mantuvo un paso lento a lado de su hijo, estaban observando el alrededor.

—Hijo, ¿alguna vez imaginaste que esta naturaleza pudiera darse en lugares tan lejanos de nuestro hogar?

—Oh, padre—tocó con su dedo índice su mejilla, reflexivo—. Algunas veces. Si y ¿tú?

—Jamás, ciertamente desde que supimos acerca de algunos planetas vecinos, me sorprendí, pero nunca había visto esto... tanta vegetación, tan distintos colores—entusiasmado dijo—. Vaya que este viaje ha resultado en cosas impresionantes— En una velluda hoja de un color marrón se hallaba un extraño animal, una pata, dos ojos, y una cara tan rectangular. Era grande, pero parecía que estaba en lo suyo. Sin prestar la minima atención a los visitantes.

Tavin prestó una singular atención. El ser se mantenía indiferente, solo agitaba su cabeza y continuaba consumiendo algo de la punta de la hoja. Decidieron dejar que su momento de comida, estuviera en paz y continuaron su camino. El joven le echo el último vistazo sobre sus hombros y deseo haber traido la esfera de Bashkim.

El espigado árbol estaba solo, con algunas ramas onduladas que se hallaban apartadas de el, como si hubiesen huido. De cercas era colosal, demasiado ancho, algunas alargadas fisuras que dejaban entrever un violeta en el interior. En lo más alto, colgando se encontraba su alimento.

Comprobaron lo que Mell les había mencionado; con aquellas alejadas plantas, al presionar sobre el centro una parte de la copa del árbol se agitaba violentamente, presionaron dos, luego tres y únicamente dos frutos cayeron. Lautaro se preocupo, Mell no había dicho algo acerca de cómo interceptarlos. Al esperar que el primero cayera observaron que el fruto bajaba lentamente como si alguien lo estuviera sosteniendo. Al estar a la altura de Lautaro una aceleración impresionante se precipito haciendo que el impacto resultase en una presión sobre la superficie; aún asi se mantuvo intacto, el alimento. El segundo hizo lo mismo.

Al haber recogido ambos, una mediana bestia apareció entre las plantas aledañas, con unos impactantes dientes mas grandes que su propio rostro, negros e imponentes. Caminó en sus seis patas furioso y con ganas del fruto.

Lautaro y Tavin asustados comenzaron a correr hacia el lado contrario. Sintieron demasiado pesados sus cuerpos, auque pensaban erróneamente que avanzaban velozmente. Siguieron, mientras Lautaro reía como un niño feliz. Tavin rió nerviosamente agitado.

Habia caído de nuevo el día.

La bestia pareció haberse rendido antes, no había rastro de esta. Lautaro con una difícil respiración hizo lo posible para reírse, en verdad se había divertido. Su hijo por otro lado no tanto, pero cambio ese pensamiento cuando miraba a su padre tan feliz.

◊Poco tiempo después de que Lautaro y Tavin partieran

El piloto y su entusiasmo por finalizar la reparación lo llevó a una concentración encomiable. Restaba menos trabajo en comparación con Kella y Mell, quienes realizaban una limpieza de la post reparación.

—Mell, ¿sabes en que parte esta tu familia?—preguntó Kella.

El hombrecillo mientras agachado recogía una herramienta, se congeló. Quizá no esperaba que le preguntasen de su familia.

—<< ¿Eh? >>—apoyó su mano sobre la rodilla para darse un impulso para levantarse—<<. En un distrito. Solo recuerdo el nombre y que a la cercanía pasaba un amarillo arroyo de agua. >>

—En verdad que se hallaran ahí— dijo Kella energética—. Estarán ahí Mell.

—<< Pienso lo mismo >>—terminó de guardar sus herramientas—<<. ¿Tu familia no se preocupó por salir en este tipo de mision? >>

—En... un principio, pero mis padres siempre me han apoyado. Asi que al explicarles la contribución que podría hacer en esta misión; se ilusionaron bastante. Y bien aquí estoy.

Ya habían terminado con una pregunta hacia Bashkim, ofreciendo su apoyo que fue rechazado con un grave no. Algo cansados, dejaron que sus cuerpos reposaran un momento sobre aquellas rocas que servían como asiento.

—<< Si me permites preguntar, ¿qué tipo de misión en la Tierra los obligó a salir de su planeta? >>

—Oh, Mell. Eso si que debería aclararlo. No solo nosotros, si no mas naves partieron, es bastante posible que ya hayan llegado. Debido a que como has podido ver no somos una tripulación de la mas adecuada—sonrió satisfecha—. Pero es una misión más que algo comercial o afin, es comunicarnos con ellos, una raza similar a nosotros. Sin embargo con la diferencia de que ellos han estado solos por mucho tiempo. Es más como una misión de hermanos, unos que jamás se han llegado a conocer.

Mell estaba contento con la respuesta, pensó en el hecho de que suerte tienen esos seres de la Tierra, tienen a alguien que se interesó por ellos, alguien que quiere estar con ellos. Miró a su alrededor y recordó a su familia. El es quien pareciera que los abandonó, ese pensamiento lo derrotó hace tiempo, era un recuerdo que en una extrema cólera lo había envuelto.

La noche cayó de nuevo, ahora con una ligera lluvia de unos ondulantes y ligeros hilos fosforecentes.

—<< Hacia tiempo que no caian >>— Mell sonrió. Imitó perfectamente a los visitantes—<<. No se preocupen, es una verdadera belleza, una que se tenia bastante tiempo que no se veía. >>

Bashkim estaba en la compuerta revisando el completo y correcto funcionamiento. Se apartó de sus manos aquella protección y prefirió ver esos hilos que caían sobre su cabeza. Coincidió con Mell; eran hermosos.

Lautaro y Tavin con pasos lentos y con una cabeza hacia el cielo contemplaban el cielo, una luz nocturna y una sola nube sobre el planeta lograba un trabajo individual impresionante, bañando su vista.

El actor interrumpió con los frutos, levantados en sus manos, presumiendo el éxito. Giró hacia su hijo, se miraron, prestando atención a la mala imagen que tenían; sucia y poco estética. Se rieron juntos. Los demás concluyeron que en verdad lucían algo ridículos. Luego dejaron a lado el momento y con el hastio que habían pasado; el hambre los estaba consumiendo.

Partieron el fruto. Lo dividieron y Bashkim avisó a Mell que entraran a la nave, puesto que necesitaban tomar aquellas píldoras y tomar el alimento en un ambiente controlado. Al probar el fruto, una sensación ácida y algo hueca se sentía en la textura del alimento. Ya estaban necesitados de dormir, de poder emprender un viaje en condiciones óptimas; después de una mediana y aceptable comida aprobaron la idea de dormir un corto periodo. Bashkim se ofreció estar e guardia, le era imposible, recalcó, estar domirdo sin contar con la certidumbre de seguridad durante su sueño. Aceptaron.

Mell con su horario biológico requería mucho menos tiempo de descanso en comparación con la tripulación; aún asi tenía bastante tiempo que no dormía tan bien. El equipo restante se puso cómodo y casi de inmediato habían caído en un sueño profundo.

Bashkim se hallaba con la compuerta tendida en el piso, sentado sobre la orilla, con su mano, sintiendo el puerto gi. Observando cómo los hilos se comenzaban a desintegrar levemente. 

ODISEA ÁNIMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora