Puntada 20

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-¿me llevaras a pintar para que se me pase el mal humor? -le pregunto a Thomas
Él niega
-Hoy vamos a entrenar todo el día, date prisa con el desayuno

Me apresuro a comer, él termina primero que yo y me observa acabar la comida, salimos de casa y noto que aún es de madrugada, el cielo está entre un azul oscuro y morado, comenzamos a caminar, el ruido del viento golpeando las hojas nos persigue, el sonido de nuestras pisadas sobre el monte queda marcado, a lo lejos puedo escuchar un molesto grillo.

Hace frio, la ropa que llevo puesta es cubierta pero no caliente, tengo miedo del lugar a donde me lleva, siento que en cualquier momento puede aparecer una serpiente, tengo ganas de preguntar a donde vamos pero mis dientes castañean, si hablara sonaría como tartamuda.

Thomas camina a dos metros delante de mí, de repente miro algo moverse entre el monte, no es el viento lo que lo movió, se mueve justo a la mitad de la distancia que nos separa, mi corazón se detiene un segundo y vuelve a latir el doble de rapido, abro los ojos enormes cuando me detengo.

Ese algo se vuelve a mover, siento que está cerca de mi aunque quizás solo pueda ser mi perspectiva debido a que Tom a avanzado más, doy un paso hacia atrás retrocediendo despacio y con el corazón en la boca, se mueve de nuevo y esta vez no es idea mía está más cerca de mí.
No logro verlo porque el monte me llega casi a las rodillas pero estoy casi segura que es una serpiente por lo que cuando se vuelve a mover grito asustada, Thomas se gira hacia mí, todo sucede rápido, la cosa entre la maleza se mueve nuevamente y en mi intento de retroceder termino enredando mis pies y cayendo al suelo.

Quiero seguir retrocediendo pero el dolor me lo impide, me he doblado el tobillo y me golpee tan duro el trasero que siento como si me hubiera roto la columna vertebral, no sé si gritar del miedo o de dolor, Thomas noto que algo andaba mal, se acercó despacio y luego se detuvo, lo que se movía entre el monte se detuvo también, luego Tom comenzó a correr tras él y se lanzó a atraparlo.

-Es un armadillo -me grita
-¿un qué?

Se pone de pie y se acerca a mí, cuando lo veo mejor distingo un animal de color amarillento, con franjas que cubren su cuerpo como un caparazón, la cola es larga, la cabeza es pequeña al igual que su nariz, las orejas tienen forma de ovalo y sus patas poseen grandes garras afiladas.

-Nuestra cena -bromea

De repente el animal enrosca el caparazón, convirtiendo su cuerpo en una pelota, se le escapa de las manos a Tom, cuando cae al suelo rueda lejos de su alcance y el intenta perseguirlo, no le veo el resto del cuerpo al animal, ni la cola ni la cabeza solo el caparazón dando vueltas.

-Déjalo -le grito
Thomas regresa a mí y se da cuenta que sigo tirada en el piso
-Me acabas de pedir que deje ir a nuestra comida
-No nos íbamos a comer a ese pobre animalito -le gruño
-No tienes idea de lo deliciosos que son -me extiende la mano
-No quiero saberlo

Le tomo la mano e intento ponerme de pie pero el dolor es tan profundo que me dejo caer hacia atrás nuevamente, grito y me retuerzo de dolor, preferiría que me arrancaran el pie para no sentir esto, el llanto acompaña mis gritos, duele demasiado.

-¿estas bien? -pregunta Tom
-Sí, nada más estoy llorando de placer -digo con un tono de sarcasmo
-Quiero decir ¿Qué te paso?
-Fui pinchada por un unicornio diminuto y caí al suelo -respondo exasperada - ¿Qué crees idiota? Me doble el tobillo
Thomas coloca su mano sobre el pie equivocado
-Ese no es
Coloca su mano sobre el otro y vuelvo a gritar de dolor
-Te cargare -me dice

Coloco mis manos sobre su cuello, me acomodo lo mejor posible para que me levante, me lleva colina arriba, no veo por donde me lleva, el dolor me sigue consumiendo, ahogo mi cabeza en su pecho mientras sollozo, finalmente se detiene y miro alrededor, estamos en un mirador y desde aquí se puede ver mi ciudad, mi hogar.

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