El tiempo parecía escapar entre mis dedos, algo lógico ya que me dedicaba a ir de casa a al trabajo y del trabajo a casa. No había tiempo ni cabida en mi vida salvo para eso, ya que mi agenda estaba llena de reuniones y cenas de empresa para, finalmente, lograr que la compañía ''Rihers y Asociados'' se pasase a nuestra empresa.
Aparte de ese motivo me había centrado tanto en el trabajo porque Camila no estaba en un buen momento, mejor dicho, nuestra relación no lo estaba. Desde el martes que me había ido cabreado de casa, no me hablaba, ni siquiera me dirigía una mirada y eso que ya nos encontrábamos a viernes. No la culpo, por una parte lo entiendo, pero como habíamos hablado y creí que había quedado claro, no podía aguantar que siguiese siendo tan rencorosa y resaltándome siempre el mismo tema sin sentido. Por primera vez en lo que llevamos de pareja, me notaba bajo de ánimo, fuerzas y ganas de ir detrás de ella por lo que, está vez, no pensaba arrastrarme por ella, quería que ella fuese la que se interesase por mí.Y esos fueron mis primeros pensamientos tras despertarme, en el incómodo sofá después de unos días que se hacían eternos y sin el amor de mi vida a mi lado. Me estaba planteando seriamente si aguantaría en no ceder, si acabaría, de nuevo siendo yo el que la busque si ella no daba el paso o ni siquiera indicios de que fuera a ceder. Tuve que sacudir la cabeza tras aquel momento de debilidad pues no pensaba hacerlo, me negaba rotundamente a volver al mismo juego en el que siempre perdí sin importar lo que había hecho.
Tardé un par de minutos más en estar completamente despierto, y tras unos cuantos bostezos y estiramientos, me levanté totalmente desperezado dispuesto a ir a ducharme. Cogí una toalla del armario y me encaminé a la ducha de nuestro dormitorio. Pude ver a Camila durmiendo plácidamente, casi como si el resto del mundo le diera igual, como si lo nuestro le diera igual, así que me metí rápidamente bajo el agua tratando de no darle vueltas de nuevo al asunto ni empezar el día de mal humor. Unos minutos después, el agua caía por todo mi cuerpo y las malas energías y los pensamientos negativos parecían desvanecerse con ella.(...)
Tardé poco más de media hora en estar completamente listo, vestido con uno de mis trajes tan oscuros como mi humor y peinado sin peinarme demasiado, dispuesto a desayunar un café bien cargado para ir a trabajar y poder dejar atrás todo lo que ocurría con mi pareja.
Llegué al trabajo, como siempre era una de las primeras personas en llegar, no me importaba, me gustaba no tener que saludar a todo el mundo cuando en realidad me apetecía mandarlos todos a tomar por saco. Entré en mi despacho y acomodé mi maletín junto a mi trasero en el sillón que había costado casi mi sueldo de dos meses. Traté de cerrar los ojos y centrarme en mi misión de hoy; conseguir a ''Rihers y asociados''. Pero pasados los segundos, minutos e incluso cuartos de hora tratando de concentrarme en los papeles que había frente a mi como todas las mañanas, me vi envuelto en mis pensamientos pesimistas. Sólo entonces me di cuenta de lo estúpido que sonaba todo el asunto y tratando de despejar, definitivamente, mi mente, decidí llamar al único lugar que me hacía sentir mejor; a mi familia.
Hacia tanto que no podía ir a verlos que el hecho de hablar con ellos me parecía casi insignificante, pero aun así era gratificante oír sus voces y transportarme con ellos por unos minutos.
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60 veces por minuto
RomanceUna chica con un trágico pasado. Un padre en la cárcel. Un jefe insistente. Una medio hermana obsesiva. Un chico realmente increíble. Una muerte que lo cambiará todo. Se aceptan apuestas, ¿Quién será el que no sobreviva?