—Te prometo que estoy a punto de cerrar la cafetería para no tener que aguantar más tus fantasías sobre Albeca —gruñí con cansancio mientras que miraba la cara de ilusión de Camila. Por un momento me arrepentí al ver que realmente estaba volcada con mi inexistente relación con Rebeca, pero en cuanto abrió la boca me arrepentí.
—Eso es porque no ves lo que yo veo. Sois dos personas muy parecidas, vuestros caracteres se equilibran muy bien y no me hagas hablar del físico que tenéis. Deberíais casaros solo por eso. ¡Prométeme que si os casáis seré la que organice la boda!
—De verdad que no sé qué he hecho para merecer esto —suspiré para después volver a ignorarla y dejarla en su mundo de matrix.
— ¡Albeca al poder! —gritó con tanta fuerza que supuse que más de la mitad del local la había escuchado. Que martirio y eso que no llevamos ni medio día trabajando, no puedo imaginarme si seguimos aquí encerrados con los pedidos de la noche. Hay demasiadas herramientas puntiagudas y mi paciencia es escasa.
Y por si el ambiente no fuera lo suficientemente denso, Rebeca apareció en el juego.
— ¿Albeca? —preguntó curiosa luciendo una tímida sonrisa en los labios.
Por un momento el silencio reinó en la cocina. Yo me había quedado totalmente en blanco incapaz de pronunciar palabra, obvio ¿Cómo le explico que mi hermana se inventa fantasías sobre que nosotros acabaremos juntos y tendremos hijos bellos? Seguro que sale huyendo y además me denuncia por acoso o algo parecido.
—Si albahaca, esa hierba que se le echa para hacer la salsa mezclándola con ajo y aceite —me quedé sorprendido de lo ágil que había sido Camila a la hora de inventarse una excusa mientras que yo seguí en silencio sin saber muy bien que aportar a esa conversación.
—Oh, entiendo. Había entendido Albeca. Y es curioso porque Albeca parece la mezcla de nuestros nombre jefe, ya sabéis Alejandro y Rebeca -habló sin darle la mayor importancia logrando que me tensase aún más y que por algún extraño le regalase una pequeña sonrisa y asintiera con la cabeza. Parecía una cobra encantada por un hipnotizador de serpientes.
Una sonora carcajada provino de Camila mientras que la pobre camarera estaba sin entender en absoluto por qué la rubia parecía tan divertida por la situación, así que tomó el camino más lógico.
—Bueno, venía a dejaros estos pedidos, tengo que volver a la sala —y se fue con la misma sonrisa de antes, aunque algo más tensa de lo que había venido, no sin antes dejarnos las hojas de los pedidos.
—Eres lo peor —le dije a mi hermana en cuanto la morena había desaparecido de nuestra vista.
—Ha sido súper divertido, que pena que no te hayas podido ver la cara, fue tal legendaria que pagaría por volver a verla.
—Repito, no sé qué habré hecho para merecer esto.
—Prometerme que ayudarte sería divertido. De verdad que te agradezco que cumplas con tu palabra, me lo estoy pasando como nunca Alex.
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60 veces por minuto
RomanceUna chica con un trágico pasado. Un padre en la cárcel. Un jefe insistente. Una medio hermana obsesiva. Un chico realmente increíble. Una muerte que lo cambiará todo. Se aceptan apuestas, ¿Quién será el que no sobreviva?