XXII

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Hola hola e.e ¿Cómo estáis? Espero que todo bien.

Bueno, en este día tan mágico y especial, quería daros una pequeña sorpresa actualizando la historia aunque no fuese el día de actualizar xd asi que.... ¡SORPRESA! JAJAJAJAJJAJA No es un capítulo demasiado romántico, pero aquí tenéis, espero que os guste.

No olvidéis comentar, sinceramente me dan igual los votos pero quiero saber vuestras opiniones de como se desarrolla la historia :v

Como siempre, os requeteamodoro mucho mucho e.e
♥♥♥ ¡FELIZ SAN VALENTIN! ♥♥♥

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Seguí a Alejandro al despacho como tantas otras veces había hecho, salvo que está vez era completamente distinto. En esta ocasión no buscaba su tacto o sus besos, esta vez lo que se avecinaba era una tormenta de la que era muy complicado salir sin ningún rasguño.


Al entrar al despacho todo seguía como siempre, casi como si nada hubiese cambiado en este par de meses, y me vino a la mente la primera vez que entre aquí; desesperada, nerviosa, con una mano por delante y otra por detrás, pero sobre todo completamente perdida.
No tenía ni una mínima estabilidad en mi vida, pagaba las facturas que podía, pero no era de extrañarse si me cortaban la luz o el agua un par de días por no llegar a fin de mes. Era incapaz de mantener un trabajo, ni hablar del hecho de mantener a las personas que me podían llegar a importar en mi vida, ya que lo primordial siempre había sido alejarlas para que no conocieran mi pasado y que no descubrieran el maldito caos que era yo misma.

Y así, rememorando los desesperantes y dolorosos días en los que agradecía tener un trozo de pan que llevarme a la boca, me perdí en mis recuerdos dejando que lo demás no importase en absoluto.


Ahí me di cuenta de todo seguía igual, el mundo giraba de la misma manera, y que yo era la que había cambiado.

— ¿Te vas a sentar? —preguntó Alex con desdén haciendo que aterrizase de golpe, y me ubicara en el lugar que menos me apetecía estar en este mundo.

—Quiero acabar con esto cuanto antes, así que habla por favor —contesté mientras me quedaba en mi sitio, de pie, sin mover ni un solo músculo.

—Está bien, vayamos al grano —dijo mientras que una extraña a la vez que imperceptible sonrisa se asomaba en sus labios —Ya te he dicho lo que sé, ahora lo que te voy a dejar claro es lo que quiero a cambio de mi silencio. No me importa lo que te parezca o que estés indignada con lo que te exijo, pero es el precio definitivo y yo no soy un buzón de sugerencias, así que o lo tomas o toda tu verdad acabará estando en boca de cada persona que conozca o vaya a conocer en lo que me quede de vida —siguió hablando y a cada letra que salía de su boca me estaba dando cuenta de lo distinto que era a hace dos días.

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