XXVIII

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Capítulo dedicado a Haneul23aa . Porque aunque ahora lo esté pasando mal, vas a superarlo. Muchísimas gracias por tus palabras, tus ánimos y que sepas que sin ti, este capítulo no se hubiera escrito.





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-Deberías irte -mi paciencia parecía haber desaparecido de mi sistema. Tener a Ethan frente a mí, sabiendo que está con ella -aunque sea para comer- me estaba desgarrando el alma, casi podía sentir fuego en mis venas.

- ¿Perdona? Creo que tengo derecho como cualquiera a estar aquí.

-No me hagas repetírtelo más veces, porque a la próxima no seré tan amable- gruñí esperando que se marchase de mi local. ¿Qué se había creído este tío? ¿A caso no se daba cuenta del autocontrol al que me estaba sometiendo por su estúpida presencia?

-No pienso marcharme si ella no me lo pide -. Entonces miré en la misma dirección que él dándome cuenta de que Abril estaba corriendo hacia nosotros. Seguro que es para poder intervenir y salvarle el culo. Una sonrisa triste invadió mi rostro. ¿En qué maldito momento había cambiado todo?

Hasta hace escasas semanas era un hombre feliz, tenía todo lo que quería y había deseado, tenía trabajo, una mujer a la que quería y de pronto todo se esfumó. Y es que sin ella ha dejado de importarme la cafetería, es como si hubiera venido y se hubiera transformado en un todo, mi todo.

Soy consciente de que he cometido errores con ella, de que de alguna manera he herido sus sentimientos sin darme cuenta, pero ¿Por qué no me lo dijo? ¿Por qué no habló conmigo para solucionarlo? Habría cambiado todo lo que me pidiera con tal de que se quedase a mi lado.

Pero no, simplemente me echó, me tiró como una colilla de cigarro y no le importó lo más mínimo.

Y tras ello, la pregunta que más me atormenta es ¿Me quiso en algún momento?

Puede que yo no sea perfecto, seguro que tengo una infinidad de errores pero hay algo de lo que estoy más seguro aun, y es que Ethan nunca podrá poner el mundo a sus pies. Y yo lo hacía todos los días.

- ¿Qué está pasando?- preguntó Abril fatigada por la carrera que se acababa de echar.

-Quiero que se largue de aquí y no vuelva. Porque si regresa no van a ser palabras las que lo reciban - le amenacé sin importarme lo más mínimo la reacción que pudiera tener. Aunque siendo sincero, más que una amenaza era una promesa.

Tras el desagradable espectáculo que dimos, no volví a salir de mi despachó en lo que quedó de día. No quería tener que verla ni sufrir por ello. Si me soy totalmente sincero, reconozco que deseaba echarla de aquí, olvidarla y seguir mi vida como si ella nunca hubiera existido. Pero me lo impedían mis estúpidos recuerdos, aquellos que no hacen más que joderme cuando simplemente la veo o percibo su perfume por la calle.

60 veces por minutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora