XXVII

4.8K 468 43
                                    

¡Informaciónimportante al final del capi!


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



- ¿Qué te parece si pasamos el día juntos? -pregunté alzando la voz para que Abril me escuchase. Mientras que esperaba su respuesta comencé a subirme los pantalones y fue entonces cuando entró en mi campo visual su deliciosa figura. Lucía descansada y relajada, algo que se reflejaba en su delicada sonrisa. Y siendo sincero conmigo mismo, me encantaba verla sonreír.


- Tengo que trabajar y tú también -contestó de mala gana mientras que -supongo- trataba de asumirlo - ¿O es que acaso tú no tienes que volver a la oficina? -preguntó haciéndome recuerdo de que era totalmente cierto. Me di cuenta en ese momento de que no sabía en qué hora vivía, ni en qué día aunque por suerte si sabía en qué mes estaba ¿Marzo cierto? Y por consiguiente me percaté de que llevábamos encerrados en su piso casi tres días, devorándonos, desgastándonos pero sobre todo disfrutándonos.

Por más que al principio fuera algo incómoda y violenta la situación -algo que no pareció importarnos en absoluto- ahora todo parecía fluir, conectábamos tanto física como mentalmente. Lo más raro es que no la conocía demasiado, sabía cosas triviales y sin mucha importancia, pero de todas formas sentía con ella una atracción descomunal en todos los sentidos. Todos menos uno, el sentimental, más concretamente en cuanto al tema corazón. Me atraía, de manera que no creía posible, su cuerpo, su forma de ser, su inteligencia, pero nada más allá, todo eran pequeñas chispas superficiales que no se podían ni comparar con el fuego que provocaba en mi Camila.

Despejé la mente lo más rápido que pude antes de darle más vueltas y acabar arruinando mi mañana mientras que ella volvió al cuarto de baño.


- Podría tomarme el día libre -propuse dejándole caer que ella podía hacer lo mismo. Seguimos comunicándonos a gritos mientras que me ponía los zapatos y una vez estuvieron en su sitio, me acerqué a la puerta del baño esperando que nuestros ojos conectasen. Logrado mi objetivo me di cuenta de que no había cambiado su expresión y del enorme disgusto que le suponía tener que ir a trabajar, y se me encendió la bombilla dándome cuenta del porqué; un ex novio que es tu jefe y que quiere recuperarte a toda costa no debe ser para nada cómodo y agradable.


- No puedo -dijo con cierto pesar y por instinto caminé hacia ella para abrazarla por la espalda. Se acababa de duchar y olía a un pedacito de cielo y tras haberle dado un pequeño mordisco me di cuenta de que sabía exactamente igual - Y ahora deja de distraerme con tu cuerpo semidesnudo y acaba de vestirte -se deshizo de mis brazos con facilidad y cierta diversión, tratando de no volver a dejarse llevar como hace una hora. Y el mero recuerdo de lo ocurrido me hacía esbozar una amplia sonrisa.


- Está bien, está bien, pero todo sería más fácil si no te dedicases a desnudarme cada dos minutos -enarqué la ceja mientras observaba detenidamente su reacción. Una vez que volvió a posar sus ojos en mí me di cuenta de que estaba sonrojada y mordía su labio para no decirme cualquier barbaridad. Aun me sorprendía que después de conocernos tan a fondo en algunos aspectos, fuera tímida conmigo en tantos otros.

60 veces por minutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora