Stronger.
#30
Abrí la puerta y un olor a espagueti entró por mis fosas nasales.
- ¡Ya llegue! –Anuncié tirando mi mochila en el sofá.
- ¿Puedes venir a ayudarnos? –Escuché la voz de Grace desde la cocina.
Caminé rápidamente y entré en el lugar, no pude evitar soltar una carcajada.
- ¿Qué es todo esto? –Pregunté riendo.
- Tu amiga no sabe cocinar –Grace fulminó con la mirada.
- ¡Dijiste treinta minutos! –Se excusó Delilah.
- ¡Te dije veinte Delilah!, ¡veinte! –Grace dejó de escurrir los fideos y los colocó en una fuente.
- ¿Te ayudo en eso? –Preguntó Delilah.
- No, de ahora en más te alejas de la cocina –Yo solté una sonora carcajada.
- Ven aquí tonta –Abrí mis brazos para recibir a mi amiga.
Delilah hizo pucheros y luego se acercó hacia mí.
- Tu nana es muy mala –Bromeó.
- Lo sé –Le seguí el juego.
- Tu amiga no sabe cocinar –Chilló Grace.
- Claro que sé –Bufó Delilah.
- Basta –Dije riendo.
- Hagan el favor y siéntense en la mesa –Dijo Grace.
- De acuerdo –Dijimos ambas.
Y obedeciendo a lo que dijo Grace tomamos algunos vasos y los llevamos a la mesa, para luego tomar asiento y esperar a que Grace trajera la comida.
- ¿Y cómo te fue? –Preguntó Delilah.
- Bien, hice reír a la chica más ruda de la Preparatoria y hablé con tu novio –Bromeé.
- ¿Te estás burlando de mí? –Abrió sus ojos como platos.
- ¡No niegues que tienen algo! –Sonreí como tonta.
- No lo niego, es que no tenemos nada –Sus mejillas tomaron color.
- ¡Pero te gusta! –Afirmé.
- ¡Claro que no! –Negó.
- ¡Claro que sí! –Insistí.
- ¡Que no! –Negó nuevamente.
- ¡Que sí! –Insistí nuevamente.
- ¡Que sí! –Dijo ella riendo.
- ¡Que no! –Le seguí el juego.
- ¡Gane! –Levantó sus brazos como festejando.
- ¡Es trampa! –Bufé.
- Cállate Horan –Se burló.
- Ni en sueños Malik –Sonreí victoriosa.
- Ya quisieras _____, ya quisieras –Negó riendo.
- ¡Es que sí quiero!, me encantaría que fueran pareja –La sacudí emocionada.
- Acabo de salir de una relación –Se volvió un poco seria –No quiero salir de otra –Se encogió de hombros.
- Lo siento, soy una tonta –Me disculpé.
- No lo sientas, no tiene importancia –Me abrazó.
*
- ¿Cómo te fue hoy? –Preguntó Grace.
- Bien, no he causado ningún problema si eso es a lo que te refieres –Le dije algo molesta.
Era increíble como Delilah podía enrollar todos los espaguetis es su tenedor sin que se le caigan.
- Aun no entiendo cómo es que te mandaron a ti pero no a la otra muchacha –Negó la cabeza molesta.
- Es que la otra muchacha es una pe.rra –Acotó Delilah.
- ¡Esa boca Taylor! –La regañó Grace.
- Lo siento –Soltó una pequeña risa.
- Es que yo la golpeé primero, yo tenía la culpa –Me encogí de hombros.
- Debemos alejarte de los problemas _____ -Grace me observó preocupada.
- La vida sin los problemas es aburrida Grace –Tomé su mano.
- Eres increíble –Sonrió.
- Lo sé –Interrumpió Delilah.
- Tonta –La abracé.
- Bueno, si ya terminaron de comer entréguenme sus platos –Se levantó de la mesa Grace.
- Tranquila, vete a descansar que nosotras lavamos los platos –Le dije.
Grace entrecerró los ojos como dudando.
- Vete dulce Grace, déjanos todo a nosotras –Delilah palmeó su espalda.
- Tú –Señaló a Delilah –Aléjate de la cocina –Yo solté una carcajada –Y tú –Me señaló a mí –Aléjate de los problemas –Esta vez Delilah sonrió.
- Como diga mandamás –Bromeó Delilah.
Y luego de juntar todos los platos, lavarlos y secarlos nos fuimos a mi habitación para alistarnos e ir a comprar unos vestidos para esta noche.
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