¿Cómo que no habrá contacto visual?
¿Este ruso puede ser más raro?—Al menos podría tomar una ducha antes —digo cuando se quita con desespero los bonotes de su camisa.
—¿Para qué? Si voy a ensuciarte —mojo mis labios al verlo sin camisa—, deja de provocar —dice mirando mis labios—. Vamos, de pie —me toma del brazo y me levanta de la cama, toma su corbata y suspira— Gira.
Lo hago dudando de su próximo movimiento. Su oscura corbata cae un segundo después sobre mis ojos y mi corazón se acelera cuando siento que le hace un nudo para ajustarla a mi cabeza.
Sus labios viajan hasta mi oído izquierdo y un escalofrío recorre mi cuerpo cuando lo escucho susurrar.—En ningún momento te quitarás la corbata de los ojos ¿entendido?
—Quiero verte —susurro de igual manera. Me gira y besa castamente mis labios.
—No será hoy, hermosa. —De inmediato sus manos se dirigen a mi abdomen y sube despacio llenándome de caricias la piel, erizando cada vello de mi cuerpo. Sus ágiles dedos se encargan de quitarme el top y una vez que escucho la prenda caer al suelo siento calor, mucho calor, pues estoy con mis senos toltamente expuestos para él, para mi jefe—. Dios... —Dice en tono bajo pero todavía no me toca. ¡Joder, quiero verlo!— Mi hermosa —dice en ruso y yo muerdo mi labio para evitar sonreír.
—¿Qué? —me hago la desentendida pero él solo vuelve a tomarme del rostro y ataca mi boca sin pena alguna, esta vez introduce su lengua y marca territorio, juega con la mía y vacía varios jadeos sobre ella.
—No quiero verte vestida de esta manera si tu amigo el sapo esta aquí —muerde mi labio y me quejo bajo, recordando lo de ser suya si llego a gemir—. Mucho menos si él se encuentra en toalla y tú sin llevar brasier ¿entendido?
—Puedo usar lo que quiera en mi casa. —Juro que puedo sentir que sonríe.
Seguido de esto baja mi short junto a mis bragas de un solo golpe y al ayudarme a salir de ellas me toma de la barbilla.
—¿Estás segura?
—Sí.
Luego de escuchar sus pantalones caer al suelo, me tumba de vuelta a la cama y me toma de ambos muslos, se posiciona en el medio impidiendo que pueda cerrarlas y suspiro, ahora sí estoy completamente expuesta para él.
—Te haré cambiar de opinión —y dicho eso su boca se estrella con mi intimidad. Joder, estoy perdida.
Su lengua experta baila en cada espacio de mi intimidad llenándome y haciéndome temblar. Cubro mi boca con mis manos para no dejar escapar un jadeo y cuando estoy a punto de llegar al límite se detiene—. No te contegas Andrea... —su respiración es agitada como la mía— ¿Quieres correrte?—Sí...
Sus labios dejan un beso en mi intimidad pero la abandonan, joder que le gusta provocar. Sube por mi abdomen y hace una parada en mis pechos, los besa y muerde a su antojo, logrando provocarme cada vez más, haciéndome sentir cerca del límite, elevándome a las nubes, chupando cada espacio de mi piel.
—¿Seguiras vistiendo de esa manera?
—Sí. —Lo reto firme. En un movimiento rápido se levanta y me hace girar, me da un fuerte azote que me hace gritar y sin importarle me coge de la cintura y me posiciona en cuatro, escucho algo rasgarse y dos segundos después su miembro cubierto por un condón empieza a jugar con mi intimidad—. David... —Me quejo cuando pasa mucho tiempo en ello.
—¿Harás que repita la pregunta?
—No.
—Dame respuesta —dice clavándome solo la punta de su miembro, no digo nada al sentir solo un poco de él así que recibo otros azote—, no escucho.
ESTÁS LEYENDO
Como dice el Jefe
RomantikDavid Novikov. Ruso. Volará de su país para hacerse cargo del bufete de abogados de su padre. Justo. Controlador impulsivo. Sentimientos no entra en su vocabulario, dice que es para débiles. Tres reglas: Ser puntual. Nunca interrumpirlo. No hacer pr...