David Novikov
Despierto rodeado por el aroma más delicioso del mundo. El de ella. Su cuerpo cálido junto al mío, su suave piel y su color, esta morena me vuelve loco. Sonrío al verla dormir plácidamente con mi camisa, se ve tan hermosa con su cabello despeinado y cubriéndole de a poco el rostro.
Anoche, luego de la visita de Olivia en donde se me abalanzó encima besándome el cuello para marcarme la piel y creer que caería en su red, suspiro, pensé que esta morena no creería nada al verme como me vio, al ver como iba vestida Olivia, creí que la perdería de nuevo. Pero luego, se calmó tanto, me envolvió en sus brazos y yo no pude estar más aliviado de que confiara en mí, de que no ponga en duda que jamás la engañaría con otra.Además de eso, me hizo bailar. Bailar, eso es algo que hice solo en mi boda con Olivia y prácticamente obligado pues odiaba hacerlo. Y ahora, me ha encantado bailar con ella, con mi hermosa morena de ojos grises. Es lo que adoro de ella, que me hace decir y hacer cosas que no pensé que diría o haría de nuevo. Ella desentierra lo que ya yo daba por olvidado, como eso de querer de nuevo. Desde que mi matrimonio con Olivia empezó a fallar pensaba que tal vez esto de querer no va conmigo, que era perdida de tiempo, y ese pensamiento se hizo más verdadero cuando la encontré follandose al que era mi amigo, mi socio, Alexei Gusev, en ese momento me dije que jamás ocurriría de nuevo.
Y ahora, me desconozco totalmente. Tan solo fui a Santa Bárbara con el propósito de sustituir a mi padre y dar lo mejor de mí para que el bufete sea el mejor, para impresionar y demostrarles a mis padres que también puedo manejar el negocio familiar como mi hermano mayor Eduard, ese era mi único propósito, hasta que esta mujer llegó tarde a la despedida de mi padre. Al principio no pude evitar poner los ojos en blanco, odio que lleguen tarde y mucho más que interrumpan, pero todo eso pasó de largo al verla.
Su manera tímida pero firme al entrar, el recibimiento caluroso de mi padre que la hizo sonreír, joder, no pude quitarle ojo de encima cuando vi su rostro tan alegre y a la vez tan nostálgico por la despedida de mi padre. Es tan sincera y natural que me vuelve loco.
¿Y cómo olvidar su atuendo? Esa falda negra que dejaba al descubierto sus piernas muy bien trabajadas, el blazer sobre sus hombros que le daba ese toque formal que tanto me gusta en una mujer, no puedo evitar morder mi labio al recordarlo.No voy a negar que, al invitarla a mi oficina aquel mismo día quería arrancarme los cabellos por su jodido carácter y el querer siempre llevarme la contraria, de interrumpirme a cada segundo sabiendo lo mucho que me molesta y sobretodo de provocarme con esa manera de humedecer sus labios. Sé que es una manía de ella pero es tan provocador, tan hermoso en ella que no puedo evitar mi ganas de besarla cada vez que lo hace.
Ella es diferente.
Ella saca otras facetas de mí, que tenía olvidadas o que simplemente ni existían.
Ella es todo lo que quiero.Suspiro sonriendo y dejando un beso en su hombro desnudo me levanto al baño a lavar mi rostro y mis dientes.
Salgo verificando que sigue dormida y me dirijo a la sala para llamar a recepción y ordenar el desayuno.
Anoche le di el día libre a Rob así que no se encuentra en la suite, me dijo que iría a comprarle cosas a su hija Leila y que luego se reuniría con un par de amigos de aquí, también que lo llamara si lo necesitaba.
Rob es mi guardaespaldas hace más de ocho años, lo aprecio mucho aunque no se lo demuestro, es un gran hombre.Mientras espero el desayuno miro el bolso de Andrea reposar en la encimera de la cocina. Sonrío, sé que se enojará pero lo hago por su bien. Abro el pequño bolso y saco la caja de cigarros, tomo una tijera de la cocina y los vuelvo añicos para luego introducirlos de nuevo en la caja y lo guardo en su bolso. Quiero que deje ese asqueroso y dañino vicio joder.
Lavo mis manos y al ver el bol de frutas que dejan siempre las mucamas del hotel, cojo un par de manzanas y algunas bananas y empiezo a picarlas hasta llenar una taza. Adoro las frutas, es lo mejor que puede existir. No sé cómo Andrea soporta la comida chatarra, debo enseñarle a comer más sano también. Aunque mirando su delicioso cuerpo pienso que la comida chatarra de vez en cuando no le cae nada mal.
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Como dice el Jefe
RomansaDavid Novikov. Ruso. Volará de su país para hacerse cargo del bufete de abogados de su padre. Justo. Controlador impulsivo. Sentimientos no entra en su vocabulario, dice que es para débiles. Tres reglas: Ser puntual. Nunca interrumpirlo. No hacer pr...