Capítulo 23

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Varios minutos pasan mientras sigo rodeada por los brazos y caricias de mi hermoso ruso.
Camina hasta su escritorio y luego de quitar algunas carpetas me sienta sobre la enorme mesa marrón oscuro y sus manos viajan hasta mis mejillas, obligándome a verlo a los ojos.

-¿Mejor? -susurra mirándome tierno y asiento sonriendo leve.

-Saben más de lo que esperaba.

-No saben, suponen, siempre ha sido así. -Bufa al notar mi cara desganada, sé lo mucho que le molestan los paparazzi- ¿Qué te dijeron?

-Solo repetían las mismas preguntas -suspiro-. Que si salgo contigo, si estuvimos juntos en L.A, hasta preguntaron si existen fotos de nosotros en la piscina -aprieta sus labios y niega con la cabeza-. Al llegar aquí preguntaban lo mismo y... -Me callo al recordar la pregunta de aquél paparazzi. David me busca la mirada y alza una ceja.

-¿Y? -dice para que continúe hablando.

-Me ha preguntado por Olivia... Y que si la dejaste por mí -esconde sus labios, apretando muy fuerte su mandíbula, sin enderezar ni por un segundo su ceño. Esta que echa humo.

-¿Dijiste algo?

-Detuve mi andar, Rob me ayudó a ignorarlo -asiente y se aleja un poco, caminando pensativo con las manos en las caderas. Suspira luego de varios minutos en silencio.

-Tendrás guardaespaldas. No quiero que estes sola después de todo esto.

-¿Qué? -lo miro como si estuviera loco. No quiero ningún muñeco de torta siguiéndome a todos lados, suficiente con este ruso apareciendo adonde quiera que vaya.

-Lo que oíste.

-No lo quiero.

-No te lo estoy preguntando. -Saca su celular intentando hacer una llamada.

-David...

-Tampoco voy a discutirlo.

-No lo quiero. -Repito bajando del escritorio.

-Es por tu seguridad.

-No lo necesito.

-¿No? ¿Y si esos imbéciles te siguen por montón y no puedes controlarlo? ¿Y si no estoy ahí?

-David -contengo mi sonrisa cuando noto su preocupación.

-Hoy no sucedió nada y pudiste enfrentarlo porque Rob estaba contigo. ¿Y si te da nervios? ¿Si no puedes con ellos? -me acerco alejando su teléfono y lo tomo de la nuca hasta bajarlo a mi altura, observo sus dulces labios y lo beso, interrumpiendo su pequeño ataque de ansiedad al no llevar el control de la situación.

El beso es tierno, suave, disfrutando cada caricia de los labios del otro. Sus hombros se relajan a medida que mi boca se adueña de la suya, rodea mi cintura con sus enormes brazos y sonrío en su boca al notar que estoy por completo pegada a él. Suspira cuando interrumpo el beso para coger aire y acaricio su mejilla cubierta por barba muy bien cuidada.

-Si me colocas guardaespaldas será carta a favor de ellos para asegurar que estamos juntos...

-Me vale mierda...

-Y será carta para tu mujer para usarla en el caso contra ti. No has firmado nada.

-No es mi mujer -se queja regañándome y aprieto mis labios para no sonreír-, y ella cometió adulterio primero.

-¿Y la prueba? Aun no la tienes para demostrarlo. ¿Mauricio habló tu ex socio? -suspira y niega con la cabeza.

-Lo intentó, pero asumo que Olivia lo tendrá amenazado. Nuestra arma fija es la prueba de paternidad.

Como dice el JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora