Ya llevan encerrados un poco más de diez minutos y mi cabeza no puede con tanto. Suspiro y recojo un poco la cocina. Limpiar me ayuda a calmar mis nervios aunque cuando la señora Evans se da cuenta de lo que hago me mira negando con la cabeza y le sonrío leve, no aprueba que limpie.
—¿Puedo hacerte una pregunta? —digo mojando mis labios y dejando que me quite el trapo húmedo de las manos.
—Claro cariño.
—¿Quién es Olivia? —de inmediato Mildred o como prefiere que la llamen, señora Evans, deja de limpiar la encimera y me mira dudosa.
—¿De dónde sacó ese nombre?
—¿Entonces la conoces? —pregunto con un poco de alivio al notar que Mildred puede ser mi ayuda—. ¿Quién es ella en la vida de David?
—Señorita Andrea no me corresponde a mí decir nada que involucre la vida personal del señor Novikov. No puedo decirle nada.
Suspiro. Ella no me dirá nada.
—Deja de hablarme formal, no soy tu jefa.
—Pero eres invitada de mi jefe.
—Entonces comenzaré a llamarte Mildred...
—Bien —suspira y yo sonrío.
—¿Es alguien importante de su pasado? —insisto.
Suspira de nuevo y niega leve con la cabeza sonriendo un poco al ver mi curiosidad.
—Me voy antes de soltar la lengua que no debo. Permiso.
Sale de la cocina y me deja sola con esas enormes dudas en la cabeza. Minutos más tarde me sobresalto al escuchar la voz de David.
—¡Joder y mil veces joder! —grita todavía en el despacho. Trago grueso al darme cuenta que decía en serio lo de no asustarme si lo escucho gritar. Vamos, me esperaba un grito de molestia pero esto es la rabia en su enecima potencia—. ¡Esa mierda es imposible!
¿Que es imposible?
Bufo y luego de fijarme que la señora Evans no se encuentra alrededor camino de puntillas por el pasillo hasta estar cerca de la puerta del despacho. Ni siquiera me hace falta pegar la oreja de la puerta, se escucha perfectamente a mitad de pasillo.—¿Quieres bajar la voz? Andrea esta afuera —dice Mauricio tratando de calmar la furia de mi jefe.
—Estamos hablando en ruso, no entenderá nada —sonrío, eso es lo que crees.
—Da igual, la asustarás con tus gritos. David, sé que esto complica un poco las cosas...
—¿Un poco? —lo interrumpe y yo cierro los ojos. Cada vez que repite lo que no le parece, es porque de verdad esta furioso—. ¡Complica lo poco que habíamos avanzado Mauricio!
—Hay maneras de hacerle pruebas.
—Esas maneras me harán perder más tiempo, más dinero, más todo joder. No puedo más con esta situación.
—¿Qué piensas hacer?
—Ir al galpón, eso es lo que tengo pensado hacer.
—David, esta bien que vayas y te desahogues de esa manera extraña pero ten en cuenta que ya no estas en Rusia y que nadie podrá cubrirte si faltas al bufete. Eres el jefe ahora, tampoco puedes llegar con moretones.
¿Galpón? ¿Moretones? ¿Pero de qué mierda hablan estos dos?
—Tú te harás cargo del bufete cuando no esté. Si llego a recibir golpes pero puedo taparlos entonces no hará falta
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Como dice el Jefe
RomansaDavid Novikov. Ruso. Volará de su país para hacerse cargo del bufete de abogados de su padre. Justo. Controlador impulsivo. Sentimientos no entra en su vocabulario, dice que es para débiles. Tres reglas: Ser puntual. Nunca interrumpirlo. No hacer pr...