Mis piernas se balancean mientras estoy sentada en la camilla de la clínica. Ya me han revisado, curaron algunas heridas y ya puedo irme a casa. David, suspiro, David no me ha dejado sola ni un solo segundo desde que estamos aquí. Mis padres llegaron junto a mi hermano y no dejaban de abrazarme y de besarme, les repito muchas veces que estoy bien sin embargo no paraban de hacerlo, sonrío, sus mimos nunca serán suficientes para mí.
—¿Quieres que me quede contigo cariño? —pregunta mi madre acariciando mi cabello.
—¿Y el restaurante?
—¿Crees que me importa eso ahora? —sonrío y ella besa mi frente de nuevo— Renny se hará cargo.
—Gracias mamá —la abrazo—, sabes que estoy bien pero me encantaría que te quedes conmigo.
Asiente y me ayuda a vestirme con una ropa limpia que me ha traído.
Minutos después David se aleja del doctor sin enderezar su típico ceño fruncido y le sonrío leve para que se relaje, sé que no deja de ver mis mejillas lastimadas.—Ya podemos irnos —dice y me toma en brazos. Mi madre sonríe y David le guiña un ojo mientras salimos de la clínica.
—Puedo caminar —le digo acariciando el final de su cabello.
—Y yo puedo cargarte.
Mi madre sube al auto de mi padre y una vez estoy en el auto de David vamos hasta mi casa.
—¿Y Rob? —digo al ver su auto vacío.
—Fue a dejar a Jake a casa. —Sigue serio y bufa, sé lo que esta pensando.
—No es su culpa.
—Debía cuidarte.
—Lo agarraron desprevenido David, ese hombre apareció de la nada y lo golpeó muy fuerte —no dice nada, sabe que tengo razón así que lo único que hace es humedecer sus labios—. ¿Vas a despedirlo?
—¿Quieres que lo haga?
—No.
—Entonces no lo haré —dice en tono relajado y sonrío.
—¿Puedes hacer una parada antes de llevarme a casa?
—¿En dónde? —dice mirándome sin entender. Miro a un lado sonriendo y él sigue mi vista—. No.
—¡Vamos! Tengo hambre y es lo único que voy a aceptar como comida ahora mismo.
—Es chatarra nena.
—Chatarra que yo consumiré no tú, así que puedes estar tranquilo porque tus abdominales seguirán intactos.
—Andrea...
—¿Por favor?
—No.
—Por favor...
—No.
—Amor... —Hago un puchero y suspira.
—Joder —gira a la derecha cuando el semáforo cambia de color y sonrío, he ganado. Me quito el cinturón y me paso a sus piernas mientras esperamos en el automac—. Pequeña...
—¿Por qué lo hiciste? —susurro sosteniendo cada lado de su rostro mientras que sus manos se posan en mi cintura. Su mirada me aseguran que no sabe de lo que hablo—. ¿Por qué un rastreador en mi collar? ¿Por qué ese impulso de controlar?
—¿Te parece buen momento?
—Bueno —miro a mi alrededor—, estamos solos y con tres autos al frente para ser atendidos, me parece el momento perfecto.
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Como dice el Jefe
RomanceDavid Novikov. Ruso. Volará de su país para hacerse cargo del bufete de abogados de su padre. Justo. Controlador impulsivo. Sentimientos no entra en su vocabulario, dice que es para débiles. Tres reglas: Ser puntual. Nunca interrumpirlo. No hacer pr...