La mirada que me regala James, el abogado del señor Parker cuando decido poner la llamada de este último con mi cliente hace que no pueda borrar la sonrisa de mi rostro. Se siente amenazado, ya puedo imaginar su cabeza dando vueltas para saber que carta válida puede sacar ahora que Parker a quedado como un sospechoso.
Cuando la llamada grabada termina camino firme hacia el juez y retiro mi evidencia.—Señor juez, como habrá notado, el señor Parker admite que no encontraremos nada en su contra ya que dice saber hacer muy bien su trabajo y que no conseguiremos prueba de ello. —Giro y observo a Nickolas Parker que me regala una mirada amenazante pero continuo— Diganos señor Parker, ¿a qué se refiere con que no conseguiremos pruebas?
Se queda callado por varios minutos y el juez niega con la cabeza. James, su abogado se levanta de inmediato cuando se ve perdido.
—Objeción señor juez, es injusto que vigilen las llamadas personales de mi cliente sin previo permiso policial.
—Permiso policial que puede encontrar en la carpeta marrón que le he entregado, señor juez —sigo después de James y este me mira mal, muy mal. Yo le guiño un ojo.
—Señor Parker, proceda a responder la pregunta de la abogada O'Connor —dice ahora el juez analizando entre sus manos el permiso policial.
—Solo me refería a que hago tan bien mi trabajo con mis empresas que no conseguirán pruebas de algo malo...
Mi esposa solo busca cualquier loca manera de quitarme a mis hijos...—Titubeos y nervios, yo no me fiaría de esa respuesta señor juez. La señora Natasha dice que es muy poco probable que el señor Nickolas se encargue de los niños ya que no esta nunca en casa y ambos son menores de edad —Nickolas Parker me da la mirada fría que tanto le huye, la que tanto la aterra. Yo en cambio lo enfrento mientras esperamos lo que dice el juez.
Una hora después, salimos del juzgado. El juez quiere en la proxima sesión un informe detallado de las ganancias del señor Parker, incluyendo la procedencia de cada una.
Estoy por el pasillo a punto de salir cuando el señor Parker se posiciona delante de mí, impidiendo que siga mi camino.—Debo admitir que me impresiona —dice acomodando su chaqueta, al hacerlo deja a la vista su enorme reloj de oro, incluyendo algunos anillos—. No contaba con rastreos de llamadas.
—Debe tener más cuidado entonces, señor Parker.
—Tampoco sabía que tenías facilidades con la policía. Un hermano ahí ¿no?
—¿Adónde quiere llegar?
—Si me traes más problemas de los que hiciste hoy...
—¿Qué? —sonrío y me acerco firme a él—. ¿Vas a amenazarme? ¿Crees que vas a asustarme? —aprieta su mandíbula regordeta y sonrío más.
—Tenga cuidado conmigo.
—Tenga cuidado usted. Yo no soy la señora Natasha, y nada de lo que usted diga o haga me causa miedo. No dejaré que se quede con esos niños y lo voy a hundir si se ve involucrado con el narcotráfico.
—Yo no hago lo que usted cree.
—Demuestrelo.
Digo y sin más me coloco mis lentes de sol y salgo. La prensa como siempre, se encuentra afuera esperando que James o yo digamos algo sobre el caso Parker, pero los ignoro, muy pocas veces tengo paciencia para ellos.
Una vez en el bufete, subo hasta el piso de mi oficina con mi celular en mano. Es extraño que no tenga ni un mensaje o llamada perdida de David.
—Buenos días Lorena.
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Como dice el Jefe
RomanceDavid Novikov. Ruso. Volará de su país para hacerse cargo del bufete de abogados de su padre. Justo. Controlador impulsivo. Sentimientos no entra en su vocabulario, dice que es para débiles. Tres reglas: Ser puntual. Nunca interrumpirlo. No hacer pr...