Capítulo 6

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Sus cálidas manos bajan acariciando mi abdomen, llegan al botón de mi pantalón y lo suelta con facilidad. Me quito las sandalias cuando empieza a bajar mis pantalones junto a mis bragas y un segundo después suspira.

-Podría pasar todo la noche observándote -susurra ronco y yo muerdo mi labio. Me toma por mi trasero y con cuidado me acuesta en su enorme cama. Escucho cuando se deshace de sus pantalones y luego se hunde en la cama-. Tienes unos senos preciosos -se inclina y se lleva uno a la boca jugando y chupando a su antojo-, no te contengas -sonrío sin dejar de morder mi labio.

Su boca sube hasta mi cuello y toma un poco de mi piel chupando fuerte.

-No dejes marcas -le ordeno y él se aleja de mi cuello para acercarse ahora a mi rostro.

-¿Qué has dicho?

-Sin marcas -repito sintiendo sus labios cerca. ¡Quiero verlo joder!

-¿Me estás dando una orden? -susurra ronco y me quedo callada pues en menos de un segundo me gira sobre el colchón y me posiciona en cuatro. Escucho el sonido de la protección rasgarse y luego de proteger su miembro se introduce sin cuidado dentro de mí.

-Joder... -Me quejo y me azota la nalga derecha.

-Basta de darme órdenes Andrea... Yo soy el jefe, yo mando -muerdo mi labio y mis manos se enredan entre las sabanas, recibiendo sus fuertes estocadas que quieren llevarme al límite en un segundo-. Dios... -Jadea- Me encantas... -Eso último lo dice en ruso.

Que manía de no querer que lo entienda.

-No puedo entenderte...

-Es mejor... -Sostiene más fuerte mis caderas para entrar y salir a su manera y no me puedo contener, incluso muerdo la sabana para evitar gemir y él se da cuenta-. No te resistas -azote en la misma nalga-, vamos, serás mía de todas formas.

-No...

-¿Cómo? -dice bajando su ritmo y moviéndose despacio, esto hace todo más placentero, jodido ruso.

-No soy tuya...

-Repitelo.

-No soy... -Acelera sus movimientos sin piedad y yo simplemente no puedo contenerme más, su manera de tomarme, sus gemidos y su miembro divino hacen que llegue al límite gimiendo fuerte su nombre- Dios David...

Puedo escucharlo sonreír y sin darme tiempo a nada me gira, tomo aire tratando de recuperarme de uno de los mejores orgasmos de mi vida. Siento su mirada consumiendo cada espacio de mi cuerpo y con muchas ganas de verlo llevo mis manos hasta la corbata y hago el ademán de quitármela.

-No -dice firme y me aparta las manos de mis ojos-, no hemos terminado.

Joder, mierda, joder.

Un segundo después se clava en mi interior y apoyando su peso en sus antebrazos entra y sale de mí manteniendo su rostro junto al mío.

-Fue el mejor gemido que pude haber escuchado -susurra sobre mis labios y ya lo puedo imaginar con una estúpida sonrisa en el rostro, pongo los ojos en blanco en mi mente y luego siento que muerde y tira de mi labio inferior-. ¿Qué he dicho sobre ese gesto? -mojo mis labios ¿acaso lee mentes?- No leo mentes, pero sé que tuviste toda la intensión de poner los ojos en blanco ¿verdad?

Coloco mis manos en sus mejillas y recibo cada estocada de él, me está volviendo loca.

-¿Quieres volverme loca?

-¿Se siente horrible verdad?

-Dios... -Halo su cabello cuando estoy cerca de nuevo.

-¿Otro gemido? -dice en tono burlón pero sin aire como yo-. Vamos, dame un tercero.

Como dice el JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora