8.- Sustos que dan gusto.

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—¡AHHHH! —gritan los intrusos.

—¡AHHHH! —vuelvo a gritar.

—¡AHHHH!

—¡AHHHH!

—¡AHHHHHHHH! —gritamos todos al unísono. Después de nuestro intercambio de gritos, nos quedamos callados, mirándonos los unos a los otros reconociéndonos antes de partir en risas incontrolables.

Qué alivio que sean ellos y no alguien más.

Las carcajadas inundan el apartamento y me doblo a causa de eso. Resulta que las personas que estaban en mi casa no eran ningunos intrusos, sino Dan, Corey, Claire y Drew, que estaba recargado en el zinc negando con la cabeza con una pequeña sonrisa en sus labios. Los mencionados estaban armados con espátulas y sartenes con una cara de susto muy graciosa. Tal vez igual que la mía. Todos dejamos caer nuestras "armas" al suelo mientras nos seguíamos riendo, y es hasta entonces cuando Summer decide aparecerse.

—¿Qué está pasando aquí? —pregunta un poco adormilada.

Nadie le contesta porque nuestras risas no nos lo permiten. La rubia vuelve a preguntar lo mismo de nuevo, pero solo recibe nuestras carcajadas como respuesta. A Summer se le dibuja una sonrisa en el rostro, puesto que nuestras risas son contagiosas y ella no pudo resistirse.

No sé cuánto tiempo nos toma en calmarnos, pero cuando lo hacemos, todos nos agarramos el abdomen mientras nos paramos. Claire trata de contarle lo que pasó a Summer, pero es imposible ya que empieza a reírse de nuevo mientras se limpia las lágrimas con sus manos mientras nosotros le seguimos, nuevamente. Cuando estoy segura de que ya nos hemos calmando por una buena vez, decido abrir mi boca para decir qué pasó.

—Estaba dormida, cuando escuché mucho movimiento alrededor de la casa y me asusté porque pensé que eran ladrones...

—Y cuando nosotros escuchamos el grito de Soli, pensamos que ella era la intrusa —explica Drew.

—Nos habíamos olvidado que vive contigo unos momentos. —le sigue Corey.

—Así que fuimos a la cocina y tomamos lo que pensamos que sería buena defensa y cuando nos encontramos, vaya susto que nos dimos, pero fue muy gracioso. Así como en una escena de película de comedia. —termina Claire.

Al llegar las once de la tarde, decidimos que es buena hora para ir al parque de diversiones. Los demás ya han traído todo con ellos, listos para pasar el día, asi que esperan a que Summer y yo tomemos las cosas necesarias para después salir del apartamento. Caminando hacia la camioneta de Drew es cuando surge una incógnita en mi cabeza.

—A propósito...si ambas, Summer y yo estábamos durmiendo, ¿cómo es que lograron entrar? —pregunto haciendo que Claire, Corey, Dan y Drew se detengan buscando algo entre sus bolsillos.

Alzan entre sus manos cada uno un manojo de llaves antes decir los cuatro al unísono un "tenemos llave".

—Oh, ya veo —me asombro—. ¿Y también tienen llaves de las casas de los demás?

—Sí. —ahora contestan los cinco. Vaya...

Nos subimos a la camioneta de Drew y empezamos nuestro viaje, y en el camino llegamos a poner gasolina y comprar comida chatarra en la tienda que nos quedaba de paso. Dan dijo que tardaríamos alrededor de dos horas en llegar a Six Flags. Suelto un pequeño chillido al escuchar hacia qué parque de diversiones nos dirigíamos; fue imposible ocultar mi emoción ya que siempre había querido ir a ese lugar, pero era algo que no podía costear, y ahora mismo voy rumbo a él.

Drew estaciona la camioneta en el último espacio libre que queda, porque este lugar está que revienta de gente. Rápidamente todos bajamos del auto mientras que nosotras, las mujeres tomamos nuestro pequeño bolso que traemos cada una para echar el móvil y otras cosas que creemos necesarias. Los chicos nos dan su móvil y billetera para que también los guardemos, para después tomar las demás cosas, que son unas mantas, la comida chatarra y una hielera. Ya estando dentro del lugar me quedo sin palaras mientras pasamos a taquilla para pagar la entrada. Estoy con la boca abierta, literalmente de tan genial que está todo el lugar.

Hasta que la última rosa marchite | Corazones Rotos 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora