20.- Pide un deseo.

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La cabeza seguía dándome vueltas sobre una simple salida. Me sentía mareada. Y ahora, recostada sobre el colchón de mi cama, mirando el techo blanco, me podía permitir seguir con mi gran debate.

¿Debo o no ir con él?

No. Sí. Tal vez.

Gruño con frustración y me levanto de la comodidad de mi cama, dirigiéndome a la cocina, viendo qué podía comer. Hurgo el refrigerador hasta que doy con un pote de nieve de chocolate y no dudo en tomar una cuchara y empezar a comer directamente desde el envase mientras tomo asiento en el comedor, mirando hacia el frente, solamente encontrándome con el florero repleto de rosas, recordándome una vez más el motivo detrás de mi frustración.

Gruño otra vez y llevo otra cucharada de nieve a mi boca. Si cualquiera me viera, serían inteligentes en no acercarse a mi en estos momentos, pero al parecer eso no molesta a mis amigas, que vienen hacia mi, cada una con su respectiva cuchara, listas para comer el postre que tengo conmigo. La cita de Summer no tarda mucho en venir a recogerla, pero aquí está, conmigo, acompañándome en mis penas, arruinando su labial rosa. La rubia se encuentra con una sonrisa burlona en sus labios que falla rotundamente en ocultar mientras que veo cómo la castaña tiene intenciones de hablar.

—Ni una palabra -amenazo con la cuchara—. La que se encuentra en una crisis ahora soy yo. Bastante tengo con que ahora vengan a comerse mi nieve de chocolate, ¿saben cuánto amo la nieve de chocolate?

—Bueno, en realidad es mía —comienza Summer—. Si te fijas, justo aquí está una etiqueta con mi nombre, pero por lo que veo, eso no te molestó -se burla para después girar el envase, probando su punto. Bufo con exasperación mientras la miro con cara de pocos amigos.

Saco la cuchara de mi boca y recargo mi cabeza contra la mesa de madera, causando que un golpe sordo retumbe por mis oídos.

—¿Qué hago? -Ignoro por completo las palabras de mi compañera de piso— No respondan. Sé su respuesta. Era una pregunta retórica. —escucho sus risas y sé exactamente lo que pasa por sus cabezas.

El timbre suena, causando que levante mi cabeza. Ha llegado la cita de Summer y ella suelta un chillido de emoción mientras se levanta de la mesa y prácticamente sale corriendo hacia la puerta, dispuesta a recibir al chico. Claire me arrastra junto con ella para ver todo el escándalo, pero en realidad sabía que solo quería ver al chico que ha venido por su amiga, lista para analizarlo.

Después del saludo y el silencio incómodo causado por ellos mismos, Summer toma sus cosas y se acerca una vez más a nosotras, dedicándome sus palabras.

—Solo...prométeme que lo pensarás. —noto la súplica en sus ojos y sé claramente a qué se refiere.

—Buena suerte, Summer. —es lo único que le digo a modo de respuesta para después ver cómo sale por la puerta del apartamento.

***

Claire ya se ha ido hace alrededor de una hora, diciendo que tenía algunas cosas pendientes, dejándome ahora sí con mi pobre alma.

Recostarme en la cama no servía de mucho, no podía estar cómoda en ninguna posición, asi que solamente opté por caminar por todo el apartamento, mirando el reloj cada cinco minutos. El tiempo se estaba pasando más rápido de lo que me gustaría y en cualquier momento se darían las doce y yo seguiría sin saber si ir o no. Sé que tal vez le debo esto a Corey, sé que tal vez, me debía esta oportunidad a mi misma, pero no era tan fácil. Nunca lo era.

Pero es que realmente, muy en el fondo sabía que sí quería ir. Mi corazón decía sí, mi cabeza decía que no.

Enciendo un rato el televisor para tratar de distraerme un poco y afortunadamente logro hacerlo. No me había dado cuenta del tiempo ya que el programa que estaba viendo había hecho buen trabajo con la distracción. Tomo mi teléfono y checo la hora una vez más.

Hasta que la última rosa marchite | Corazones Rotos 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora