No podía asimilarlo aún.
Sé que quiero a Corey y que él siente lo mismo por mí, y me atrevo a decir que tal vez él más a mi por el simple hecho que me ha perseguido y esperado por tanto tiempo que siento que él es el único que ha sido el que realmente ha aportado en nuestra relación. Pero ahora que lo había aceptado, sentía que todo iba marchando con tanta rapidez que me asustaba.
Era como si él estuviera corriendo y yo apenas estaba comenzando a trotar.
No sé por cuánto tiempo he estado callada, evitando lo que me había confesado, pero él, una vez más sigue esperando pacientemente por mi respuesta. Podría decir que hace ya días pasaron desde que me dijo que me amaba, pero fue tanta la sorpresa que solo atiné a besarlo y abrazarlo con fuerza.
Apenas hoy estábamos cumpliendo el mes estando juntos. No es mucho, lo sé, pero el tiempo que teníamos juntos no importaba, siempre y cuando nos tuviéramos. Cuando yo lo tuviera a mi lado.
Ya hasta estoy pensando en cursilerías.
Corey lo entendió a la perfección. No es que no lo amara, pero solo no estaba preparada para decirlo aún. No me era tan fácil expresar mis sentimientos, no como él lo hacía con tanta naturalidad. Lo envidiaba y agradecía por eso, realmente.
-Vamos, come algo, cariño. No has comido en todo el día. -me insiste Corey, mirándome con preocupación.
-No tengo hambre, eso es todo. Me siento un poco enferma.
Frunce el ceño, parando lo que estaba haciendo.
-¿Irás con el médico?
-No, todo está bien. Se me pasará, ya verás.
Darle mucha importancia al asunto era innecesario, porque todos se preocuparían por algo que posiblemente sea nada. Unos simples mareos y náuseas no han matado a nadie.
Que yo sepa.
Cuando logro convencer a Corey que no había nada por lo cual preocuparse, reanuda lo que estaba haciendo, lo cual era comer una gran hamburguesa que había comprado de regreso de la universidad; nos había comprado una a cada quien.
Por alguna razón aparente, los chicos no habían llegado, y era un poco raro. Bueno, era Dan el que no se había presentado aún porque cuando de comida se trataba, era el primero en presentarse.
Más si esta era gratis.
-Corey, ¿tienes alguna idea de por qué no han lle-...? -y de repente, mis palabras son interrumpidas por un portazo que se escucha por toda la sala- Olvídalo, ya obtuve mi respuesta.
-¡Ya llegó por quien llorabas!
Estaba demás mencionar el que había dicho eso. Era más que evidente que solo una persona hablaría tanto como él.
A continuación, veo como los demás entran a casa, todos con caras sospechosas y sonrientes. Achico mis ojos cuando los veo a todos formar una fila con sus cuerpos, moviéndose un poco inquietos. Alzo una ceja mientras intercalaba mi mirada entre todos, tratando de averiguar qué era lo que se traían entre manos, literalmente, porque algo estaban escondiendo detrás de su espalda.
Segundos después es cuando Corey se pone de pie y sale por la puerta principal en busca de quién sabe qué. Lo único que se me venía a la mente era por la fecha que marcaba hoy el calendario.
-Supongo que esto es por...
-¡Feliz cumple mes! -gritan todos al unísono, interrumpiendo mis palabras de nuevo.
¿Es que acaso el día de hoy no me dejarían terminar de hablar? Creo que sí.
Todos me echan el confeti que tenían en sus manos, las cuales estaban escondidas detrás de su espalda, acompañados por serpentinas y algunas cosas más que yo terminaría por limpiar porque claro estaba que nadie más lo haría.
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Hasta que la última rosa marchite | Corazones Rotos 1
RomancePrimer libro de la trilogía: Corazones rotos. ***** Huyendo de su pasado, una chica fuerte y decidida, buscando nuevas oportunidades se muda a Chicago, en donde una tormenta desastrosa cargada de sentimientos encontrados la llenará. Una tormenta her...