—Les apuesto cincuenta dólares a que será niño. —dice Dan en voz alta, captando la atención de todos.
Días habían pasado desde que había dado y recibido la noticia de mi inesperado embarazo, y apenas hasta ahora había conseguido estar más relajada y tranquila. Comenzaba a asimilar el hecho de que sería madre.
Y Corey el padre de mi bebé.
Ruedo los ojos cuando escucho a Dan someter la apuesta contra los demás. Río cuando veo a Summer y Claire analizando la situación, con rostro serio, pensando sobre el hecho si apostaban ellas también o no. Corey y yo reímos al ver sus rostros serios mientras que Drew se tapaba los ojos con su mano derecha y negaba con la cabeza.
Unos segundos pasaron en silencio, hasta que éste fue interrumpido.
—Apuesto otros cincuenta a que será niña —dice Drew, sorprendiéndonos a todos. Abro los ojos y llevo mis manos a la boca para retener mi risa—. Será igual a Corey, recuerden mis palabras.
Claire y Summer lo miran boquiabiertas, porque usualmente él no haría algo como eso, sino que solo se quedaría observando cómo los demás daban sus apuestas, para seguir negando con su cabeza, dando a entender lo infantiles que podrían ser, pero no. Esta vez decidió apoyar a Dan con sus locuras.
—Yo digo que será niña también —habla la castaña—. Cuarenta dólares.
—Sesenta a que será hombre —sigue la rubia—. Y que será rubio como su tía. Y si no, lo teñimos.
Tomo mi vientre con mis manos mientras me reía; los demás me veían serios. Se lo estaban tomando en serio. Decido parar porque era la única riéndome. Carraspeo, tragando mis risas y pongo mi mejor cara de póker, apretando mis labios en una línea, intentando contenerme.
—Cien dólares. Será una niña —habla Corey—. Mi niña. —susurra lo último con la mirada perdida y una pequeña sonrisa trazada en sus labios.
—¿Ahora todos tenemos que apostar? Porque si es el caso, yo quiero que sea niño, pero me conformo con que esté sano cuando nazca. Al parecer son tres contra tres. —alzo una ceja viendo a todos.
Todos sonreímos para después mirar mi abdomen plano. Me siento un poco cohibida, porque todavía no se notaba que estaba embarazada, pero sabíamos que ahí estaba, desarrollándose.
Dan se acerca a mí con lentitud y con una timidez poco común en él. Inclino mi cabeza, curiosa por lo que dirá ahora. Me acomodo en mi asiento, recostándome un poco en el brazo del sillón y poniendo una pierna derecha encima de las de Summer, quien se encontraba sentada a un lado mío.
Cuando por fin está frente a mí, se pone en cuclillas, mirando con fijeza mi vientre. Su mirada destellaba algo que no podía descifrar, y cuando alzó su mano, mi corazón se aceleró, pero antes de hacer cualquier cosa, se detiene.
—¿Puedo? —pide permiso para acariciarme. Sus ojos son cautelosos, no sabiendo qué esperar de mí. Paso la mirada por todos los demás, expectantes a escuchar mi contestación.
—Claro. —asiento en respuesta, viéndolo fijamente, captando con atención sus movimientos.
A pesar de no tener barriga aún, no le importó. Todos le veíamos con una sonrisa en nuestros labios cuando Dan por fin frotó su mano en mi estómago con tanta delicadeza, como si no quisiera herir lo que cargaba dentro.
Después de estar repitiendo el movimiento unos segundos, decide llevar su cabeza a mi vientre y recargarla, posando su oído sobre esta, como si quisiera captar algún sonido proveniente desde dentro.
—Apenas me he enterado de ti y siento que ya te quiero, ¿es eso posible? —habla despacio, transmitiendo sus palabras a mi bebé.
Eso logra que los ojos se me llenen de agua, el pecho se me oprima y mi corazón que se derrita.
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Hasta que la última rosa marchite | Corazones Rotos 1
RomancePrimer libro de la trilogía: Corazones rotos. ***** Huyendo de su pasado, una chica fuerte y decidida, buscando nuevas oportunidades se muda a Chicago, en donde una tormenta desastrosa cargada de sentimientos encontrados la llenará. Una tormenta her...