39.- Hoy y siempre.

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—Abre los ojos, Soli. —la voz de Claire se cuela por mis oídos mientras abría mis párpados con lentitud.

Hace rato había terminado de arreglarme y ahora era tiempo de ponerme el vestido de novia. La emoción me llena, ya que sería la primera vez que lo vería.

Jadeo cuando veo el vestido frente a mí, colgado dentro de una bolsa de plástico transparente. Me pongo de pie y a paso lento camino hacia él, pasando mis manos por encima, abriendo la bolsa con lentitud. Era hermoso, realmente precioso.

—Sé que no es mi mejor trabajo, porque vamos, tuve dos semanas para hacerlo —se ríe con nerviosismo, sacándolo de la bolsa, permitiendo que lo viera por completo—. Pero aun así, no quise hacer algo extravagante, sino algo más sencillo y delicado; más acorde a tu estilo.

Era de tirantes delgados, con el corte en "v" en la parte delantera, ciñéndose en la cintura y con un escote discreto en la espalda, todo fluyendo a la falda, que tenía una anchura perfecta. No tenía palabras para describir cómo me sentía respecto al vestido. Miro a Claire, que tenía su rostro consternado por la incertidumbre de no saber si me había gustado o no.

—Es perfecto. —susurro, tocando la seda del vestido. Dirijo mis ojos a su rostro y veo sus facciones relajarse y una sonrisa se estamparse en sus labios.

—¿De verdad? —pregunta un poco dudosa todavía. Asiento con energía mientras la abrazaba con fuerza y le susurraba al oído cuán agradecida estaba con ella— Entonces es hora que te vistas, porque dentro de poco estarás caminando por el altar —chilla de la emoción— Oh, y el fotógrafo está afuera.

La mención del fotógrafo estaba demás, o bueno, no tanto, dado que tendría que estar presente durante toda la boda, pero el tono con el que lo había mencionado logró captar mi atención. Summer y Claire estaban inquietas, esperando con paciencia ver mi reacción mientras apretaban sus labios en una fina línea y se balanceaban de atrás hacia adelante.

—¿El...fotógrafo? —alzo una ceja; ambas asienten— Oh, ya veo, ¿pero qué es tan emocionante con que ya haya hecho acto de presencia aquí?

Ambas se remueven en su lugar, emocionadas.

—¡Porque no es cualquier fotógrafo! —la castaña deja su alegría contenida salir, mientras me tomaba de los hombros— Es el mejor fotógrafo de todo Nueva York: ¡es Hunter Morgan! —exclama, dando pequeños brincos en su lugar, para después poner una cara pícara— Y lo mejor de todo es que es un bombón.

Blanqueo los ojos.

—Todavía no termino de creerme que Drew es amigo de él y no nos haya dicho antes —ahora era Summer la que parloteaba como si no hubiera un mañana—. Bueno, en realidad sí puedo pensar en algunas razones, una de ellas siendo que no lo dejaríamos vivir tranquilo hasta que nos lo presentara, pero ese no es el punto. Tus fotos saldrán hermosas y este día será inolvidable para ti, para Corey —sus ojos se tornan rojos. Parpadea continuamente para no llorar—. Para todos nosotros.

Asiento, en acuerdo con ella. Por lo particular, Summer no se dejaba ver emocional, pero esta vez le era imposible intentar ocultarlo. Le doy un abrazo rápido.

Nunca había escuchado sobre el tal Hunter Morgan, no sabía qué tan ciertas eran los elogios que las chicas le daban, pero de lo único que sí estaba segura era que este día, ninguno de nosotros lo podría olvidar.

Me desvisto, y con la ayuda de las chicas me coloco el vestido, maniobrando para no arruinar el maquillaje y peinado.

Cuando por fin Summer y Claire arreglan los últimos detalles de mi aspecto es cuando toman unos pasos atrás para verme de pies a cabeza. No era un secreto que Claire era la más sentimental de todos, tampoco fue una sorpresa cuando sus ojos se llenaron de lágrimas mientras veía el resultado final.

Hasta que la última rosa marchite | Corazones Rotos 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora