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Capitulo 4 | LOS LANNISTER
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El Rey Roberth le pidió a Ned Stark, que lo llevara a la tumba de su hermana Lyanna, mientras que Aurora, miraba con cuidado a la Reina quien ante el rechazo de su esposo, se acercó a su hermano Jaime Lannister, su padre, por su puesto al presentar a su hijo ante el Rey no olvidó mencionar su compromiso con Aurora en voz alta en frente de todos, Arya y Sansa quienes no sabían nada al respecto miraron asombradas.
Así que cuando el Rey y Ned Stark fueron a las tumbas, Aurora se quedó junto a Arya que le chillaba emocionada a causa de la noticia, y cuando Aurora levantó la vista sobre la cara de Arya, vio que el guardia Real de armadura dorada al igual que su melena, la miraba directamente a los ojos ¿Sería posible que la recordara? Su pecho dio un vuelco y su vientre se sintió gelatinoso, pero apartó la vista en cuando la voz de Robb la sacó de sus pensamientos.
—Debo dejarte por ahora — le dijo Robb — mi madre necesitará ayuda con la fiesta que daremos hoy para la bienvenida del Rey. ¿No te molesta?
Aurora pestañeo y volvió a mirar a Jaime que escuchaba a su hermana Cersei parlotear gravemente sobre algo, él la miraba a Aurora sin intención o miedo de que Cersei lo descubriera.
—No me molesta — respondió Aurora mirando a Rob — y tal vez yo podría ayudar ¿En algo?
—¿De verdad? Mi madre se pondrá contenta, ven
Aurora aceptó la mano de su prometido y le dio un ultimo vistazo al Matarreyes, que todavía la miraba como si intentara averiguar su procedencia.
En lo que restó de la tarde, Aurora ayudó a Lady Catelyn con los preparativos para el gran festín en honor al Rey, ayudando a ordenar a las criadas, asegurándose de que no faltara el vino. Y Aurora no pensó en Jaime Lannister por todo ese tiempo, hasta que al ayudar a bajar una pesada fuente de frutas a una criada, Aurora enderezó la espalda y miró hacia la puerta, al verlo ahí se sintió petrificada y recordó que el Lannister estaba en ese lugar, al verla mirándola tan fijamente, Aurora sintió el impulso de salir de ahí rápidamente. Así que dejó las cosas como estaban y salió por la puerta trasera, que dividía la casa de los señores de Winterfell y el salón del festín.
