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Capitulo Once: Confrontación.
Los caballos galopaban demasiado cerca de ella, la rodeaban, la tierra saltaba sobre sus ojos mientras cada vez más su ropa era cubierta de tierra mojada, los soldados gritaban palabras que ella no era capaz de comprender, cada vez más se acercaban, hasta que los caballos desaparecieron y ella quedó sumida en un charco de lodo, cuando miró frente a ella, Jaime Lannister la veía directamente a los ojos, con sangre escurriendo por su frente y cuello.
Aurora abrió abruptamente los ojos y se sentó sobre la cama de paja, cubriendo su cuerpo desnudo con las sabanas. Pero no estaba sola, Robb estaba tendido junto a ella, despertando a causa de su espasmo.
—¿Estás bien? — Robb puso una mano en su espalda desnuda, Aurora se llevó las manos a la cabeza y se frotó los ojos.
—Sí, solo fue... una pesadilla
Robb se sentó a su lado y acarició su rostro.
—Puedes contarme, si quieres
Aurora se petrificó, no había pensado en todo hasta ese momento. En lo que le ocultaba Robb.
Se levantó precipitadamente, cuando Robb se había inclinado para darle un beso. Caminó por tienda enseñándole el trasero a Robb sin intención de provocarlo, buscó su ropa y se la trazó tan rápido como pudo. Cuando se volteó, Robb estaba sentado subiéndose los pantalones.
—Quizás deberías irte, tu madre debe estar buscándote — dijo ella, mirándose en el espejo, mientras trazaba con sus dedos una trenza rápida.
—Ella estará bien sin mí un momento
Aurora giró la cabeza para verlo con cara de pocos amigos, pero Robb sonrió ensimismado en la belleza de Aurora, cuando se puso la chamarra de cuero ensima, se acercó a ella abrazándola por atrás.
—Robb — susurró Aurora incomoda.
—Está bien, ¿Qué te preocupa? Puedes decírmelo, soy tuyo, como tu eres mía — Aurora entrecerró los ojos y no pudo evitar sonreír ante el recuerdo de la noche que había pasado, con sus dos cuerpos danzando, formando uno solo — voy a ser tu esposo, es mi deber saber que le preocupa a la futura Lady de Winterfell.