Capitulo 34

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Capitulo 34 | Un viaje al otro mundo

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Capitulo 34 | Un viaje al otro mundo

Desorientado; esa era la palabra que Robb buscaba mientras estaba sentado en el asiento de un avión.

Aterrado, también era así como se sentía. Volar nunca habia estado en sus planes, nunca se le pasó por la cabeza encontrarse en ese extraño medio de transporte.

Pero no sentía miedo.

La extraña chica a su lado estaba en silencio y dormía demasiado para su propio gusto, mientras él no había podido pegar los ojos desde que se transportó a esa extraña tierra.

Echó un vistazo por la ventana y vio la tierra desde las alturas, desde ahí llego a sus pensamientos sus últimos momentos en Winterfell, la última conversación con Jon, el último abrazo que le dio a Sansa... Se preguntó si acaso alguna vez volvería a sus tierras, si los volvería a ver.

-¿No has podido dormir un poco?

Robb miro a su izquierda para ver a Ema frotándose los ojos y bostezando al mismo tiempo.

-No siento la necesidad

Ella sonrió

-Estas nervioso - bromeó - tranquilo, se te pasará cuando los veas.

Robb suspiró y miro sus manos, Ema lo había vestido de una extraña manera, si Jon lo viera así se burlaría de él; tenía unos zapatos negros que agradecía que fueran blandos, unos pantalones de color negro que se ajustaban mucho a sus piernas, una remera gris que dejaba al aire parte de su cuello y encima una chaqueta de cuero negra adoc al estilo black que llevaba cuando estaba con Jon en la Vigía Nocturna.

Pero no fue eso lo que lo detuvo, fue pensar en su hijo. Pensar en cuando tiempo de él se había perdido. Su pequeño heredero; Y de pronto la responsabilidad de ser padre lo aterró ¿Sería acaso un buen padre? ¿Se mirarían a los ojos y sabría su pequeño que él era su padre?

-Cuéntame sobre él - le pidió a Ema.

Esta sonrió quedamente.

-Es inteligente, aprende rapido

-¿De que color son sus ojos? ¿Su cabello? ¿Ya dijo su primera palabra?

Ema de rio despacio.

-Amigo, será mejor que lo descubras tú mismo - le dijo - y su primera palabra fue "Mamá"

Robb bajó la cabeza y sonrió.

-Por su puesto - murmuró con una sonrisa orgullosa.

El resto del viaje, Ema continúo con su ardua tarea de dormir, según ella porque usar demasiada magia la había agotado y de todos modos, Robb agradecía el silencio.

Nueva York resultó una ciudad extraña para Robb, incluso el sol se veía diferente para él dentro de esas enormes pilas de piedra donde vivían las personas. Nada de castillos o chozas. Y la gente... Vaya desastre la gente. Era demasiada para su gusto, caminaban todos para el mismo lado, apurados, sin mirar a nadie... Robb estaba sintiéndose a punto del colapso cuando finalmente Ema llegó a uno de esas pilas de piedra que Ema llamaba "Departamentos".

Ema metió cuidadosamente la llave dentro de un agujero extraño para Robb y abrió la puerta, ella dejo las maletas a un costado y Robb entro detenidamente mirando cada cosa que se hallaba ahí en ese departamento.

Robb aspiró largamente y los sentidos lo alertaron, olía a Lavanda... Olía a Aurora.

-¿Ella vive aquí?

Ema asintió.

-Ambos, viven aquí

Robb asintió y tomó un objeto de colores que sonaba como si tuviera piedresillas adentro.

-Eso es de tu hijo - agregó Ema

-Se parece a un sonajero

-Lo es - le aseguró y entonces Robb fijó la vista en un cuadro extraño que parecía tener encerrada a Aurora, se acercó dudoso y lo tomó entre sus manos

-¿Porque está aquí? ¿Está encerrada? ¿Está en peligro? - Ema sonrió ante la mirada preocupante de Robb

-No, eso es una foto. Es como una pintura... Pero es real, digital

-¿Dijital?

Ema sonrió otra vez.

-Ahí tenía ocho meses, se la tomé en Navidad, estaba algo triste y me costó trabajo sacarle esa sonrisa que estás viendo - Robb se quedó con la vista clavada en la foto.

-Ella estaba triste... ¿Por mí?

Ema suspiró y se acercó a la cocina para poner agua en el hervidor.

-Fue duro para ella, lo ha sido desde que volvió...

-Quiero verla ahora - exigió Robb dándose la vuelta para enfrentar a la mejor amiga de su esposa.

Ema lo miró perplejo.

-Bien... Yo esperaba que se llevará la sorpresa cuando llegue a casa, pero... Ya que insistes.

-¿No está aquí?

Ema negó con la cabeza y apagó el hervidor.

-Esta en la florería, con tu hijo. Ella jamás lo deja solo - Robb frunció las cejas, pero Ema sonrió - Bueno, ¿Vamos?

Robb asintió decidido y Ema cogió las llaves para ir en busca de Aurora.

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